miércoles, 27 de marzo de 2013

Con el carrito del helao. Las dietas de Caja Navarra (III)




Continúa el culebrón sobre las dietas de Caja Navarra. La juez titular del juzgado de instrucción número 3 de Pamplona ha ordenado ahora a Caja Navarra que aporte las actas originales y que se indique además el equipo informático o servidor utilizado para elaborarlas, así como su actual ubicación, para determinar si fueron falseadas. El propósito es despejar las dudas razonables que existen sobre si las actas aportadas de las reuniones de la Permanente fueron elaboradas a posteriori para justificar presuntamente las dietas dobles y triples que la entidad pagó, entre otros, a la presidenta navarra, Yolanda Barcina, al expresidente foral Miguel Sanz, al exconsejero de Economía y Hacienda Álvaro Miranda y al alcalde de Pamplona, Enrique Maya.

Es probable que estemos ante uno de esos casos en los que uno debe ir acostumbrándose a pasar de la perplejidad a la indignación, de la indignación a la risa floja, de la risa floja de nuevo a la indignación… para terminar, por fin, en una suerte de resignación ante un destino que parece escrito y ante el que nada podemos hacer los ciudadanos. Fatum scriptum est...

A propósito de todo este festival, quiero recomendar el espléndido artículo publicado en el blog de Xavier titulado “Por más vueltas que le des, el culo siempre está detrás” y en el que citaba un texto de Indro Montanelli de finales de los ochenta sobre la corrupción. Decía Montanelli que corrupción “siempre había habido en Italia, empezando por Julio César”. La diferencia, según Monatanelli, entre César y nuestros actuales políticos, residía en que aquel era corrupto, pero no incompetente, pues birló al erario público romano, en términos relativos, más de lo que cualquier político de nuestra época pueda jamás soñar, pero aportó riqueza a Roma. Se quedó con una cuarta parte del botín de las Galias, pero aportó a Roma las tres cuartas partes restantes, que no eran moco de pavo (…) Al menos César fue productivo para Roma”. 

No le faltaba razón a Montanelli. Un político corrupto es inaceptable, como debería serlo un político incompetente (aunque con estos parece haber un mayor grado de tolerancia social), pero la combinación entre corrupto e incompetente es, sin duda, letal para cualquier sociedad. 


Receta para un exitoso proceso de ""enseñanza-aprendizaje""



Ingredientes:

Un profesor que sepa y quiera enseñar.

Unos alumnos (pocos, a ser posible) que puedan y quieran aprender.

Un habitáculo con unas condiciones adecuadas en cuanto a iluminación, temperatura, nivel de ruido, ventilación, higiene…

Mesa, pupitre. Pizarra, tizas.

Una pizca de reconocimiento social.

Consejo para la elaboración: 

Antes de proceder al emplatado, asegúrese de haber separado cuidadosamente los conocimientos de la comprensividad, el paternalismo  y la burocracia. 



viernes, 22 de marzo de 2013

Todo un honor


Antonio Muñoz Molina ha tenido la amabilidad de citar, en su blog, mi artículo “Oposiciones a maestro en Madrid o el tortuoso camino de la educación pública”. Por pudor, he estado a punto de no hacer mención del asunto pero ha podido más la emoción al comprobar cómo una persona a la que tanto admiro se hace eco de mi opinión y la valora de forma positiva. Y aquí estoy compartiendo mi alborozo.

Tuve la gran suerte de conocer a Antonio Muñoz Molina en Pamplona, con motivo de una conferencia que organizamos desde la Asociación de Profesores de Secundaria de Navarra y que tituló “Elogio del conocimiento”. Cuando, llevado por un impulso, contacté con él, estaba casi convencido de que no podríamos contar con una persona de su nivel por sus numerosos compromisos, el hecho de que pasara parte del tiempo en Nueva York, la entonces reciente publicación de su novela “La noche de los tiempos”… pero todo fueron facilidades; tantas que, aprovechando su presencia en Pamplona para ofrecer un seminario (“El cuento y la mirada”), invitado por la Cátedra Jorge Oteiza y la Institución Príncipe de Viana, impartió al día siguiente su charla. Todo cuanto relató fue no sólo una lección magistral sino también una inyección de moral, dada la escasa consideración social que tiene hoy día una profesión como la enseñanza y, muy especialmente, el saber. La lección continuó durante la cena. Fue un privilegio para todos poder conversar con Antonio ante un buen vino y un excelente chuletón (pocos contextos son más adecuados para una buena conversación).

Gracias por tus comentarios, Antonio. Todo un honor.

jueves, 21 de marzo de 2013

La educación y el reverso tenebroso (IV). ¿El inexorable fin de la especie?

“Por fin nos revelaremos” (Darth Maul, aprendiz de Darth Sidous).

Los conocimientos prohibidos de los secuaces del Reverso Tenebroso, los misteriosos saberes que transmitían de maestro a alumno (que no son las Matemáticas, la Filosofía, la Música o la Literatura) van siendo revelados cada vez que un alto cargo de la pedabobería oficial (tomo prestado el término sin poder citar la fuente porque no la recuerdo) hace temblar con sus declaraciones el equilibrio de la Fuerza. He aquí algunos ejemplos:

1.- La didáctica: “Hay alumnos, aunque no se puede generalizar, que vienen sin conocimientos básicos que tendrían que haber adquirido en primaria y secundaria. Es un lastre que traen y que aquí no se trata, porque en una facultad en lo que hay que profundizar es en didáctica”. Rosalía Aranda, Decana de la Facultad de la Universidad Autónoma de Madrid
 
2.- La asesoría virtual: "Hay que modificar el papel del profesor. Debe dejar de ser un orador o instructor que domina los conocimientos para convertirse en un asesor, orientador, facilitador del proceso de enseñanza aprendizaje y mediador entre los alumnos y la realidad utilizando las tecnologías". Antonio Pérez Sanz. Instituto de Tecnologías Educativas.

3.-  La nada: “Saber algo es probablemente una idea obsoleta. En realidad no necesitas saber nada. Puedes averiguarlo por tus propios medios en el momento en que lo necesites. El trabajo del profesor es señalar a las mentes jóvenes qué tipo de pregunta deben hacerse. El profesor no tiene que dar ninguna respuesta, porque las respuestas están en todas partes”. Sugata Mitra, Catedrático de Tecnología Aplicada a la Educación de la Universidad de Newcastle.

Veamos:

1.- Según la Decana de la Facultad de la UAM, que los alumnos de Magisterio tengan lagunas inaceptables procedentes de Primaria y Secundaria se debe a que  en la Facultad lo importante es profundizar en la “didáctica”. ¿Se puede profundizar en la didáctica de una materia que se desconoce? Para la decana, sí. Es como si los recién licenciados en Medicina terminaran la carrera con carencias similares de su etapa escolar y se argumentara que en la carrera de Medicina es preferible profundizar en “curación”.

2.- El profesor, según el miembro del ¿prestigioso? Instituto de Tecnologías Educativas, Instituto al que estoy seguro habrá accedido por oposición, no debe hablar en clase (claro, para eso ya están los alumnos) ni tampoco instruir, sino "asesorarles" (como él a nosotros) y “mediar” entre ellos y “la realidad”, por supuesto a través de las nuevas tecnologías. Todo un Lord Sith el Sr Pérez Sanz. A saber qué conocimientos querrá transmitir a los alumnos sin que el profesor pueda dirigirse a ellos de forma oral (“conoce el poder del lado oscuro, Anakyn”)…
 
3.- Para el Catedrático de Tecnología Aplicada a la Educación de la Universidad de Newcastle, no es necesario saber “nada”. Poco más se puede añadir, excepto que, en alusión al subtítulo de esta entrada y al contrario de lo que espetó nuestro ocurrente Ministro del Interior en relación al matrimonio homosexual (“no garantiza la pervivencia de la especie”, dijo el tipo sin pestañear), mucho me temo que lo que verdaderamente pone al ser humano en peligro de extinción es el espectacular incremento de la estupidez, lo que seguro, tarde o temprano, acabará con nosotros mucho más rápido que cualquier otro medio de selección natural.

viernes, 15 de marzo de 2013

Oposiciones a maestro en Madrid o el tortuoso camino de la educación pública.



Leo en la prensa que el 87% de los aspirantes a ocupar una plaza de maestro en la Comunidad de Madrid no aprobó la primera prueba (la de "conocimientos generales") de las últimas oposiciones convocadas. Únicamente el 13% de los opositores fue capaz de superar un test conformado por preguntas pensadas para alumnos de doce años.

Los disparates que pueden encontrarse entre las respuestas (faltas de ortografía como “veverlo”, “adsequible”, “incapie”, “aprendizage” o “gerarquia”; definiciones como “escrúpulo: salida del sol” o “disertación: dividir una cosa en partes más pequeñas”; ubicaciones geográficas como “el Duero, Ebro y Guadalquivir pasan por Madrid” o “Albacete, Ciudad Real y Badajoz son provincias andaluzas”; clasificación de animales como el caracol como "crustáceo"…), los disparates, digo, son anecdóticos, pues todos podemos cometer un error de bulto en un momento determinado o tener un lapsus, más en una situación de tensión como es una oposición. Lo grave, y lo que debe hacernos reflexionar, es el porcentaje tan exiguo de maestros que aprobaron un examen que, objetivamente, planteaba tan pocas dificultades.

Las excusas sindicales, tras la divulgación de semejante cuadro, son rocambolescas. “No justificamos que un maestro tenga faltas de ortografía, pero hay conocimientos que no se adquieren en Secundaria y que el docente no vuelve a ver en la carrera de Magisterio por lo que puede olvidar, como cualquier titulado, el recorrido de un río”, afirmaban desde una organización sindical de cuyo nombre no quiero acordarme. Hombre, es cierto que se puede olvidar el recorrido de un río, pero también que un maestro de Primaria cuyo objetivo es entrar en la función pública debe conocer, porque está opositando y no viendo en el sofá de su casa el Pasapalabra, que “extasiar” no significa “agobiar a alguien”. “La prueba de conocimiento”, lamentaban desde otro sindicato cuyas siglas no vienen al caso (o sí vienen pero, por discreción, mejor no citarlas tampoco) “se fijó apenas cinco meses antes de las oposiciones y con un temario muy amplio”. Sin comentarios. “Imaginábamos”, añadían, “que iban a sacar esta información como arma arrojadiza”. Desde luego, el análisis de los resultados es un arma, pero de destrucción masiva. Ahora bien, lo inquietante de este asunto no es su difusión (faltaría más) sino el hecho de que desde determinados sectores se esté apostando por ocultar la porquería debajo de la alfombra, justificando lo injustificable, en lugar de hacer autocrítica y buscar soluciones para mejorar una situación que asusta.

Creo que la inevitable reflexión debe llevarnos a extraer conclusiones o, mejor dicho, a que nuestros políticos y muchos de los representantes sindicales lleguen a las mismas conclusiones a las que algunos hace ya tiempo que llegamos.

Primera: Un docente necesita, antes que herramientas pedagógicas, conocimientos, sin los cuales será imposible transmitir a sus alumnos los saberes que estos necesitan aprender. ¿Qué más da que pedagógicamente uno sea un figura de lo más creativo, motivador y amigable si no sabe que el caracol es un molusco y que Badajoz está en Extremadura? O lo que es lo mismo: el axioma según el cual lo importante no es “qué” enseñar sino “cómo enseñar” es una falacia. Si no tenemos "qué" enseñar, "cómo" lo hagamos no tendrá la menor importancia, a no ser que nos dé igual que nuestros alumnos escriban “gerarquia” en lugar de “jerarquía”.

Segunda: Todo aquel que ejerce la enseñanza debe tener una formación académica muy por encima del nivel que tiene que impartir en clase. Argumentar que para enseñar en Primaria basta un nivel de Primaria o para enseñar en Secundaria un nivel de Secundaria es atroz. Cuanto mayor sea la preparación académica e intelectual del profesor, más garantías habrá de que su trabajo resulte eficaz.

Tercera: No hay nada más perjudicial que el fomento de la mediocridad. Es este un virus que se propaga con extrema rapidez y, una vez lo ha hecho, no resulta nada sencillo detenerlo. El antídoto, en cualquier caso, no es otro que la exigencia llevada a todos los aspectos de nuestra colectividad, algo harto difícil si nos fijamos en la capacidad intelectual de quienes promocionan socialmente hoy día (son paradigmáticos los casos de los políticos y los ídolos de la televisión).

Cuarta: Rechazar el elitismo es la mejor manera de convertir nuestra sociedad en una sociedad vulgar, lleno de inútiles útiles para quienes manejan los hilos, a los que seguirán sin el menor espíritu crítico o, adocenados por la estupidez, dejarán hacer. El elitismo como objetivo es imprescindible si lo que queremos es progreso y no degradación. Mientras la casta política, en su continuo y perseverante ejercicio de la contradicción, habla de talento (la estadística y economicista LOMCE de nuestro inefable ministro Wert expone: “todos los alumnos tienen un sueño, todas las personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país (…) El reto de una sociedad democrática es crear las condiciones para que todos los alumnos puedan adquirir y expresar sus talentos”), sus actuaciones imponen la dictadura de la mediocridad y la marginación del talento. Un elitismo bien entendido favorecería el ascenso de los mejores, en función, no de la clase social de la que procedieran sino de su mérito, de su talento, de su esfuerzo. Pero esto no es lo que interesa a la clase política, más preocupada en mantener sus privilegios y reducir al mínimo la capacidad de réplica que de mejorar efectivamente nuestra sociedad. Y mucho me temo que tampoco la sociedad se lo exige con la contundencia que debería.

Quinta: Siempre hay una excepción que confirma la regla y, en este caso, entre el habitual afán de los políticos por aborregar al ciudadano, nos encontramos con un remanso de sentido común: la Comunidad de Madrid, entendiendo algo tan fácil de entender como que el peso de los exámenes en una oposición no puede ser (como era hasta ahora) del 36,1%, por un 46,8% que contaba la antigüedad y un 16,1% "otros méritos", ha decidido que, a partir de la entrada en vigor de un inminente decreto, la nota del examen supondrá un 80% del total de la calificación final, la experiencia docente un 15% y  “otros méritos” el 5% restante . Pero como de los políticos uno no puede esperar dos ejemplos seguidos de sensatez, la Consejería de Educación madrileña ya ha caído en las redes del gran axioma psicopedagógico: “el principal fallo está en la formación de los docentes en las facultades”. ¿O se estará pensando en la Consejería en la escasa formación que se imparte en las facultades de pedagogía, en cuyo caso podríamos estar de acuerdo? No lo creo. Se referirá, como siempre, a la supuesta falta de formación pedagógica de los docentes. Sin embargo, quiero recordar que lo que los aspirantes a maestro no han sabido responder son preguntas de conocimientos generales, luego no han suspendido una prueba en la que se les exigiera la demostración de estrategia didáctica alguna. Por lo tanto, ¿no estará el problema en el despiste generalizado (despiste, en el mejor de los casos, quizás sea algo peor) de las altas instancias (políticas y educativas -en el sentido directivo: inspección, por ejemplo- a la que se suman los sindicatos tradicionales y los ideólogos, visionarios y demás especies de la neopedagogía) en relación con lo que es imprescindible que un docente sepa y aquello que no lo es?

Decía Miguel de Unamuno: “Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe... Sólo la cultura da libertad... No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura".

El Roto


jueves, 14 de marzo de 2013

Con el carrito del helao. Las dietas de Caja Navarra (II).


Continúa el jolgorio en Navarra. Y cómo nos lo estamos pasando, oigan.

Que si Sánchez de Muniáin (vicepresidente, consejero de cultura y portavoz del Ejecutivo) dice que no piensa devolver lo que se ha llevado en dietas (“jamás he participado en sesiones dobles o triples”, dice, como si haber cobrado 106.119 euros entre julio de 2004 y diciembre de 2011 -único periodo del que existen datos individualizados-en sesiones singulares, en toda la extensión de la palabra lo de singulares, fuera éticamente aceptable) y que tampoco el Gobierno del que es vocero institucional tiene intención alguna de suprimir el complemento salarial con que los miembros del Gobierno (entonces formado por UPN y PSN en coalición, con Yolanda Barcina-UPN- como presidenta y Roberto Jiménez -PSN- como vicepresidente) se auto-agasajaron para compensar el cese del cobro de dietas de Caja Navarra (cese que se produjo un mes después de que un periódico local, Diario de Noticias, destapara todo el tomate), que si Barcina (presidenta del Gobierno de Navarra) se habría embolsado 27.041 euros por ese complemento salarial tras la renuncia (post-escándalo, insisto) a las dietas, que si Sanz (expresidente), Barcina y Miranda (exconsejero de Economía y Hacienda) habrían cobrado cinco veces en una misma semana por escuchar lo mismo (en todas las reuniones se trataron los mismos asuntos) ingresando la actual presidenta 8.585 euros por dos reuniones: una doble -la permanente- y otra triple -la junta- el 10 y el 17 de enero de 2011), que si Maya (alcalde de Pamplona) sí va a devolver el dinero porque es lo “razonable desde el punto de vista personal, moral y ético" y porque considera que “no estaba justificado el trabajo que se hacía para cobrar unas dietas de 5.000 euros" (dice el alcalde que ha tenido una reacción “inmediata y fulminante” y las dietas se suprimieron en 2011: sí señor, eso es celeridad), que si Jiménez dice que él se ha forrado (la expresión es mía, pero viene a decir lo mismo) de forma “transparente” mientras “otros” lo han hecho de forma oscura (cuando en uno u otro caso, transparente u oscuro, es, cuando menos, inmoral), que si cobró por reuniones a las que no asistió porque cobraba “por el trabajo y la responsabilidad asumida” y no por la “presencia física”… en fin, ya digo, una juerga. Y lo que nos queda. Acomódense que esto va para largo.

lunes, 11 de marzo de 2013

Con el carrito del helao. Las dietas de Caja Navarra (I)

Todos conocemos la canción, muy corriente en fiestas y jolgorios, en la que se dice: si te han pillao con el carrito del helao. Así, con este cachondeo, como si estuviéramos en plenos Sanfermines, andamos en Navarra, pues insignes dirigentes políticos (de derechas y de izquierdas, no se crean) han sido pillados con el carrito del helao, solo que en lugar de helado estamos hablando de dinero.

Resumiendo, estos son los hechos:

Políticos con responsabilidad en Caja Navarra (dejaremos para otro momento cómo es posible que dirigentes políticos tuvieran responsabilidad en una entidad bancaria) percibieron dietas de unos 5000 euros (de media, podían llegar a los 8000) por un solo día de "trabajo", organizando hasta tres reuniones en un día para cobrar así las dietas por triplicado. 

Y estas son, de momento, las cifras:

Miguel Sanz (expresidente del Gobierno de Navarra. UPN) ingresó 89.739 euros;

Yolanda Barcina (presidenta de UPN y del Gobierno de Navarra. UPN), 68.553;

Álvaro Miranda (exconsejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra. UPN), 61.812;

Carlos García Adanero (secretario general y portavoz de UPN), 34.340;

Alberto Catalán (vicepresidente de UPN y Presidente del Parlamento de Navarra), 34.340;

Roberto Jiménez (secretario general del PSN), 34.340;

Samuel Caro (portavoz parlamentario del PSN), 34.340;

Javier Caballero (exconsejero de Justicia e Interior del Gobierno de Navarra. UPN), 29.189;

José Iribas (Consejero de Educación del Gobierno de Navarra. UPN), 29.189;

Enrique Maya (Alcalde de Pamplona. UPN), 12.019;

Ana Elizalde (teniente de alcalde del Ayuntamiento de Pamplona. UPN), 5.151.

Lo mejor (o lo peor) de todo este espectáculo están siendo las declaraciones de los protagonistas, a saber:


Capítulo 1º o “a mí que me registren”:




"A mí nadie me ha llamado ni me ha dicho nada. Así que me olviden. Ya tuvieron su momento de gloria el martes".

[Miguel Sanz (UPN), ante el requerimiento de algunos grupos parlamentarios en relación con su posible comparecencia.]


Capítulo 2º o “esto no es lo que parece; puedo explicarlo”:




“No era sólo por asistir, sino por la responsabilidad” (…) Entiendo la perplejidad de los ciudadanos (...) Hace cinco años estas cifras no sorprendían a nadie".

[Yolanda Barcina (UPN).]

"Fue una mecánica de cobro que puede llamar la atención, pero ese no era el trabajo, eso me parecería una absoluta inmoralidad, ir un rato y llevarte tres dietas si solo haces ese trabajo. El trabajo era mucho más”.

Roberto Jiménez (PSN).


Capítulo 3º o “pues ya lo decía yo”:




"Estas dietas se han venido cobrando en el resto de órganos de la Caja hasta hace dos o tres meses y sin embargo, las dietas de esta Junta de Entidades Fundadoras ya fueron suspendidas en el año 2011, porque la situación política había cambiado en Navarra. Yo tomé esa decisión como presidenta (…) Hasta ahora, y durante décadas, nadie ha tenido el valor para acabar con este sistema, ni tan siquiera para denunciarlo públicamente.

[Yolanda Barcina (UPN).]


Capítulo 4º o “los ciudadanos somos tontos”:




“No puedo cambiar el pasado pero sí el futuro” (…) Incluso los partidos nacionalistas han pugnado por entrar en este sistema de retribuciones (…) La sociedad aún demanda dar muchos pasos para una verdadera regeneración de la vida política y los políticos deben estar dispuestos a darlos". (NOTA: Días más tarde, aparece publicada una noticia según la cual la presidenta del Gobierno de Navarra, Yolanda Barcina, cobró al menos 6.500 euros de la sociedad pública Vinsa -Viviendas de Navarra SA- sin asistir a las reuniones del Consejo de Administración del que era vocal como alcaldesa de Pamplona. Se trata de la retribución correspondiente a los ejercicios de 2009 y 2011, años en los que, pese a las ausencias, percibió el total del sobresueldo que tenía asignado en la empresa).

[Yolanda Barcina (UPN).]

“No voy a devolver el dinero cobrado por un trabajo que he realizado, que es transparente (…) El sistema de remuneración nosotros no lo fijamos, eran unas dietas que estaban fijadas por los órganos correspondientes (…) Es una decisión que se tomó en su momento. Las retribuciones no las fijó la Junta de Entidades Fundadoras, venían dadas por los consejos de administración a la comisión de remuneraciones". 

[Roberto Jiménez (PSN), ante la pregunta de por qué se triplicaban las reuniones en lugar de considerarse una única.]

 “Existe diferencia entre el PSN y UPN porque lo recibido por los representantes socialistas se hizo público en la web, mientras que si otros políticos hubieran hecho ese mismo ejercicio de transparencia probablemente hoy no tendríamos que hablar de esta cuestión".

[Samuel Caro (PSN).]


Capítulo 5º o “los políticos también tenemos sentimientos”:


“En ningún momento pregunté cuánto me iban a pagar. No había dado el paso por dinero. Ciertamente no entendía muy bien el sistema, que yo no había creado y venía arrastrándose desde los tiempos de la transición, que hacía que los miembros del Gobierno pudieran tener distintas retribuciones (…) Cuando me incorporé al Gobierno, todos sus miembros formaban parte del Consejo de Administración de Caja de Navarra, así había sido desde siempre y percibían por ello las dietas correspondientes, que evidentemente a mí también me fueron pagadas (…) No sé si debo avergonzarme de haber estado dispuesto a trabajar por los demás. No sé si debo pedir perdón por no haber trabajado gratis”.

[Javier Caballero (UPN).]

"Mi honor y el de mi familia no puede estar salpicado de infamias y acusaciones insidiosas".

[Miguel Sanz (UPN).]

“Los cobros fueron correctos jurídicamente, aunque,  a día de hoy, la práctica fue errónea. En los próximos días pondremos a disposición de entidades benéfico-sociales de Navarra las citadas cantidades económicas”

[Yolanda Barcina, Enrique Maya, José Iribas y Ana Elizalde (UPN).]


Capítulo 6º u "homenaje a los Monty Python":




BRUJA: ¡No soy una bruja, no soy una bruja!

BEDEVERE: Pero estás vestida como una bruja.

BRUJA: Ellos me vistieron así.

TODOS: ¡No es cierto, no lo hicimos!

BRUJA: Esta no es mi nariz, es falsa.

BEDEVERE (levanta la nariz postiza): ¿Y bien?

ALDEANO: Bueno, sí, le hicimos la nariz…

“Barcina está inhabilitada para seguir detentando la presidencia de la Comunidad y, en consecuencia, pedimos su dimisión (…) Si yo fuera Barcina me iba a casa, porque no podría estar dando la cara a los ciudadanos y pidiéndoles esfuerzos”.

[[Roberto Jiménez (PSN).]

“Es incomprensible que el PSN pida mi dimisión por la gestión realizada en Caja Navarra y por la polémica de las dietas de la entidad, cuando representantes socialistas también participaron en las mismas reuniones triples de la Junta de Entidades Fundadoras".

[Yolanda Barcina (UPN).]


Después de semejantes declaraciones de tan ejemplares políticos, uno no puede evitar pensar en el Frank Costello (Jack Nicholson) de Infiltrados, la gran película de Martin Scorsesse, cuando decía: “a ese mierda de irlandés le pongo tan cachondo que cuando huele mi culo se tira en plancha". Cambien “culo” por “dieta” y el resto, tal cual.


domingo, 10 de marzo de 2013

La consejera y la catedrática. Arturo Pérez-Reverte.

Fue interesante lo del otro día. Y revelador. Comentaban en la radio un asunto de anticuarios más o menos tramposos y presunta falsificación de objetos arqueológicos. Algo relacionado con una vasija de cerámica ibera incautada por la Guardia Civil, a primera vista muy valiosa, que posiblemente era más falsa que un euro de cartón. Lo contaban en una emisora de radio local: un programa largo, de quince o veinte minutos, muy bien elaborado. El periodista firmante tenía pocos conocimientos sobre la materia; pero, como buen profesional, no intentaba aparentarlos. Había trabajado con investigación previa, documentación adecuada y una estructura de programa donde eran puntos fuertes algunas entrevistas y testimonios interesantes. Me lo zampé de cabo a rabo.
 
Uno de esos testimonios era de una catedrática de Arqueología de la universidad local, a la que acudía el periodista para obtener una opinión autorizada. Era evidente que la señora estaba acostumbrada a explicar cosas a sus alumnos, y que lo hacía con mucha eficacia: su intervención, prolija y técnica pero sin aburrir en ningún momento, resultó apasionante. Era, desde luego, una excelente profesora. Con mucha claridad supo explicar de qué iba la cosa, por qué la vasija le parecía una buena imitación pero era no auténtica, y acabó describiendo con detalle los elementos decorativos de la pieza, que en su opinión, vistos por separado, estaban perfectamente reproducidos; pero, considerados en la sintaxis general de ese tipo de vasijas iberas, resultaban incorrectos. Y todo eso, en un corte radiofónico de casi diez minutos, lo estuvo largando la señora sin aburrir en absoluto, dejándome informado a la perfección, con una elegancia y claridad de lenguaje asombrosos. Si yo hubiera estudiado Arqueología, concluí, habría querido tener una profesora como ésa. De las que te marcan y recuerdas toda la vida.
 
Pero no hay sopa hispana sin pelo dentro. Tras la catedrática, el periodista dio paso a una consejera de Cultura que aportó la versión oficial del asunto. Ignoro si confrontar a una señora con otra fue deliberado o casual, aunque el contraste era abrumador. De un lenguaje claro, docto, seguro de sí, por parte de la catedrática, se pasó a una exposición reiterativa, titubeante y técnicamente confusa por parte de la consejera, que intentaba al mismo tiempo guardar la ropa y nadar cien metros estilo mariposa. De forma que al final, tras escuchar repetir lo mismo media docena de veces con diversas obviedades incluidas, el oyente quedaba en una desagradable incertidumbre: no estaba claro si la consejera le colgaba el mochuelo de su confusión a la Guardia Civil, o si estaba defendiéndola, o si de verdad creía que la vasija era falsa, o no, o según, o todo lo contrario. Ni siquiera si las palabras vasija e ibérica tenían significado para ella. Lo que quedó clarísimo, desde luego, es que esta segunda señora no tenía idea de lo que estaba hablando.
Cuando apagué la radio no pude menos que formularme la pregunta inevitable, e incluso perversa. ¿Por qué, si de Cultura se trata, la consejera es la segunda señora, y no la primera? ¿Cuál es la razón de que la responsable de los asuntos culturales en una comunidad autonómica no sea una catedrática prestigiosa y culta, por ejemplo, que además sabe ordenar sujeto, verbo y predicado, sino una señora cuyos conocimientos técnicos y capacidad expresiva dejan mucho que desear?... Picada así mi curiosidad, encendí el ordenata y consulté, goteante el colmillo, los antecedentes biográficos de las citadas damas. Y allí estaba todo, negro sobre blanco. La catedrática de Arqueología contaba con impecable currículum profesional y docente, prestigio en su cátedra y demás. Una especialista, en fin, ocupándose de un asunto que conocía al dedillo. Por eso fueron a preguntarle por las vasijas iberas, naturalmente. Y también por eso, deduje, ni ella ni nadie semejante tendrán nunca la más diminuta posibilidad de que alguien los nombre, no ya consejero autonómico, sino concejal de Cultura de su pueblo; entre otras cosas porque, para ese cargo, en España suele ser requisito imprescindible no tener ni siquiera estudios de bachillerato. O casi. Por contraste, el currículum de la segunda señora era más breve y compacto. Más esclarecedor del asunto: carrera de Derecho -con todo el respeto para el Derecho, por mi parte- y alcaldesa de su pueblo a los veintiséis años por el Pepé -aunque igual podría haberlo sido por el Pesoe-, diputada en el Congreso con veintisiete y consejera de Cultura de su Comunidad poco después. Así que acabáramos, concluí. Ya sé por qué una de las dos no es consejera de Cultura; y la otra, sí. Esto es España, como dije antes. Paraíso del disparate público. Y más claro, agua.

lunes, 4 de marzo de 2013

Elogio de la equidistancia.

De un tiempo a esta parte, el concepto equidistancia ha sufrido un desgaste poco racional. La equidistancia, es decir, la igualdad de recorrido entre varios puntos, no debería confundirse con la falta de valentía a la hora de tomar postura sino, en primer lugar, con la negativa a asumir postulados extremos en situaciones que no requieren de sectarismo y agitación sino de sensatez y mesura y, en segundo, de la necesaria capacidad de dudar.

Viene esto a cuento del maniqueísmo que aflora en un porcentaje elevadísimo de tertulianos, esa casta de gentes expertas en casi todo y sabedoras de casi nada que no tienen reparos en situarse de manera indubitada, sólida e irreflexiva en una u otra orilla del asunto que fuere por razones unas veces más inconfesables (aún) que otras. Este virus maniqueo se propaga con rapidez y alcanza a casi todos (políticos, sindicatos, empresarios…), siendo cada vez más difícil encontrar opiniones inmunes. Incluso quien pretende explorar lugares intermedios en busca de la deseable aurea mediocritas aristotélica parece condenado a la incomprensión, al encasillamiento y a la descalificación.

Ejemplos hay a cientos tanto en la política como en la educación: o eres nacionalista o antinacionalista; o eres separatista o patriota hasta la caspa; o defiendes el igualitarismo aborregador de la LOGSE o el economicismo obsesivo de la LOMCE. Blanco o negro. Sin matices, sin dudas. Sin cuestionamientos ni controversias. Sin razonamientos ni dialécticas.
Hay ocasiones en las que la respuesta no puede ser más que una: nadie puede buscar el término medio cuando debe elegir entre ubicarse en el bando de los terroristas (de estado o de los otros) o en el de las víctimas de un atentado (de estado o de los otros) o cuando tiene que colocarse del lado del agresor o del agredido, en el de la dictadura o la democracia,  la xenofobia o la tolerancia… pero en muchas otras circunstancias la decisión no es tan elemental. Y es en esas circunstancias en las que la duda te mantiene alerta, en actitud crítica, en las que la equidistancia sirve de balanza entre la víscera y la razón. Renunciar a ello supone dejar que los demás decidan por ti y aceptar que no eres libre. Dudar permite buscar la verdad fuera de los fundamentalismos. La equidistancia, por lo tanto, como principio, no sólo es éticamente aceptable sino que se me antoja definitivamente imprescindible.

Ministras y empanadillas.

¿De verdad nos merecemos esto?