lunes, 3 de marzo de 2014

A vueltas con la tele (VI). De Lucía Sánchez a Lucía de Lammermoor.


Lucía ha reaparecido en la página web de RTVE para aclarar algunas cuestiones que personalmente me han quedado menos claras que antes. En cualquier caso, agradezco su tono conciliador y transcribo aquí sus palabras y las mías antes de dedicarle el magnífico sexteto de otra Lucía, la Lucía di Lammermoor (nada que ver con Chiquito de la Calzada) de Donizetti que, por cierto, suena en esa joya cinematográfica titulada “The Departed” (“Infiltrados”) de Martin Scorsese. En la escena (de la ópera, no de la película -en esta Nicholson/Costello asiste embelesado a una representación de aquella-), Edgardo interrumpe la ceremonia de la boda de Lucía y la acusa de infidelidad. En la grabación, Alfredo Kraus y la incomparable Joan Sutherland. La dedicatoria no tiene otro propósito que limar asperezas y dejar claro que la pelea dialéctica no está reñida con la cordialidad, como demuestra la propia Lucía en su afectuoso último mensaje.
 
Intervención de Lucía:
 
Buenas noches. Creo que tienes razón, que no he planteado bien mis dudas. Mi primera pregunta no ser refería a la utilidad. Lo que yo quería saber era si la forma sonata era el fin mismo ("quiero que mis alumnos sepan lo que es la forma sonata, y punto") o era, digamos, un base para otro fin ("quiero que mis estudiantes sepan lo que es la forma sonata para que aprecien y valoren su importancia"). La primera opción es fácil de evaluar, pero en el segundo caso me parece difícil saber si realmente se ha conseguido. Por eso te hacía la segunda pregunta. Al releer lo que he escrito veo que lo he hecho con brusquedad. Ruego me disculpes. La tercera pregunta se refería a la necesidad de memorizar. También me expresé mal. Debí decir "¿de verdad no le parece más prioritario que sus estudiantes desarrollen amor por la educación musical, que memoricen la estructura sonata? Sí creo que cuanto más conocimientos tienes sobre la música, y el arte en general, más lo amas. Pero también creo que puedes quererlo sin necesidad de memorizar grandes cantidades de información, escuchando, prestando atención,... No dudo que la base de todo está en la memoria. Lo que pongo en duda es la manera de desarrollarla. Me despido reiterando que no pretendía criticar su capacidad docente. Disculpe si le he ofendido y me dejé llevar por la intensidad del debate. Lo que buscaba era entender su postura.

Respuesta:
 
Hola de nuevo, Lucía:

Más que de forma brusca, yo diría que te has expresado de forma confusa. Tampoco en este último comentario termino de entender el sentido de tus preguntas, no te voy a engañar. En cualquier caso, no es cuestión de insistir.
 
Respecto al “amor por la educación musical”, si mis clases se desarrollaran en la facultad de magisterio podría ser un objetivo, pero el mío no es que mis alumnos amen la educación musical sino la música. De todas formas, vuelvo a decir que “memorizar la estructura de la sonata” es tan fácil como repetir tres veces: exposición, desarrollo y reexposición. No parece necesario un gran esfuerzo, ¿no? Por último, no niego que se pueda disfrutar de aquello que no se conoce pero sí creo que el conocimiento te permite aspirar a un disfrute más hondo y reflexivo. Y no hay nada que disculpar.

Un saludo.

Alberto

 


 

 

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