miércoles, 8 de octubre de 2014

Microteatro (I). El bilingüismo cazurro o el silencio de los corderos.


[Cualquier diferencia con la realidad es pura coincidencia]

Escena única (sala de reuniones de un instituto. Concurren profesores habilitados para impartir su asignatura en inglés, el Señor Director General y el Director del centro).

-Señor Director General: "Como sabéis, la educación bilingüe es el futuro. Y cuando digo futuro, quiero decir que si queréis tener futuro, más vale que estéis de acuerdo porque un profesor del siglo XXI tiene que blablablabla (...) nostálgicos, blablablabla (...), decimonónicos, blablablabla (...) innovación, blablablabla (...), creatividad, blablablabla (...),  nativos digitales, bblablablabla (...)

-Director del centro: "Sr Director, aquí todos somos plenamente conscientes de la importancia del inglés, sepa usted que tiene aquí un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo, blablablabla (...)

-Profesor de Literatura en bilingüe (dirigiéndose al Señor Director General): "Estoo...yo es que quería comentar algo que me tiene un poco preocupado. Verá, son los chicos, que a mitad de explicación, se me pierden y tengo que pasarme al castellano para que se enteren de algo. Y la verdad es que esto ya lo tengo asumido hace tiempo, pero ahora resulta que también me responden en castellano en los exámenes y, claro, en estas circunstancias,  hablar de bilingüismo, como que me da un poco de corte. Total, que he decidido, al menos, negarme a corregir las preguntas que no se hayan respondido en inglés".

-Director General: "¿Cómo? ¿Y qué importancia tiene si contestan en castellano o en inglés? El nivel de los muchachos... pues es el que es, pero todos los exámenes deben corregirse, sin excepción, en el idioma que sea. Haga usted el favor".

-Director de centro y resto de profesores: ----------------------------------------------------
 
 
FIN.
 
NOTA DEL DRAMATURGO: No está en el ánimo del autor criticar a los profesores que imparten clase en otro idioma de la manera más honrada y profesional de la que son capaces, los cuales cuentan con todo mi respeto y tendrán sus motivos para haber asumido tan compleja tarea, sino el propio proyecto del bilingüismo, su absoluta falta de sensatez y el silencio en que muchos docentes se ven sumidos ante la simple constatación de que las cosas, cuando no se hacen bien, habitualmente salen mal.

2 comentarios:

  1. No se pueden dejar las cosas a medio hacer. Nos dejamos llevar por el pensamiento mágico y no le damos a la ceremonia el colofón adecuado. Y, claro, luego pasa lo que pasa: que la cosa no termina de cuajar. A este rito le vendría pintiparado un buen "sarao" candomblé. Todos con ropa blanca y holgada, los profesores dándole al tambor (o mejor: que el tam-tam suene a través de los portátiles gracias a una aplicación informática, cortesía de María Acaso. No vaya a ser que alguien diga que los tambores son fascistas, que estamos en la edad de oro de las TICs)...Si encima el mas adicto al Movimiento de los asistentes entra en trance y empieza a invocar al orixá del don de lenguas en mandinga ya es que sería el apoteosis.
    Y para finalizar, nada como un sacrificio. Podría ser un cabrito (no, no me refiero al Director General). Y como estamos en Carpetovetonia pues nos lo comemos al ajillo. Y a vivir que son dos dias.

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    1. Gracias por tu comentario, Rafa. Por favor, que no sea último. Más vale que lo tomemos con humor...

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