A punto de finalizar definitivamente el curso, me gustaría aclarar algunos puntos:
Defiendo los libros de texto y preparo mis propios materiales.
Defiendo los deberes y casi nunca mando nada para casa.
Defiendo la autoridad y trato de que mis alumnos confíen en mí; no que recelen.
Defiendo la experiencia como fundamental para enseñar e intento no dar jamás la misma clase ni explicar los contenidos de la misma forma.
Defiendo la disciplina e imparto una asignatura, la música, en la que creatividad es parte esencial.
Defiendo el esfuerzo y estoy convencido de que se puede aprender a disfrutar del aprendizaje.
Defiendo la enseñanza y no reniego de su componente educativo.
Defiendo la didáctica, imprescindible, y combato el pedagogismo.
Defiendo el dominio de la materia como principal cualidad del buen profesor y no dejo de estudiar y de formarme.
Defiendo la evidencia y entiendo que tenemos que probar estrategias distintas y experimentar, pero ha de ser una experimentación seria, controlada y reflexionada.
Defiendo el pensamiento crítico y me esmero en fomentarlo a través del conocimiento.
Defiendo la enseñanza como palanca de ascenso social y solo la veo posible desde la exigencia y la aspiración a la excelencia; nunca desde la condescendencia, las buenas intenciones o las ansias de productividad.
Defiendo la emoción y estoy convencido de que es el conocimiento el que la provoca y el que nos permite apreciar las cosas bellas.
Defiendo que saber vivir tiene mucho que ver con saber aprender. Y creo que también con saber enseñar.
Feliz verano.
Gracias. A ti también. Y coincido contigo en casi todo.
ResponderEliminar¿Dónde hay que firmar? Feliz verano para ti.
ResponderEliminarYa está firmado. Un abrazo, Pablo.
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