jueves, 29 de septiembre de 2016

Por "elusiones"


Recientemente, en una cadena de televisión, una persona muy popular con la que he tratado de contrastar pareceres en varias ocasiones sin lograrlo (no sé qué ocurre con algunos docentes que, pese a declararse vocacionales -y exigir esa misma vocación a los demás-, siempre evitan discutir con quienes podrían aportarles otros puntos de vista sobre la profesión y acusan a los divergentes, en cuanto se ven en aprietos, de ser irrespetuosos y ofensivos, aunque estos se exprese con absoluta corrección), fue entrevistado en un tono amigable y casi meloso que para sí habría querido yo en alguno de los episodios en los que me he visto envuelto. En esta acaramelada charla dejó algunas perlas que comentaré en otro momento. Hoy me limitaré a contestar "por elusiones". Digo "por elusiones" porque se me citó sin citarme, en el mejor estilo Gila, recordando algunas declaraciones que he hecho a los medios a raíz de la publicación de "Contra la nueva educación". Y no es que me importe que me citara sin citarme, pues implícitamente admitía que hay quienes tenemos una visión muy distinta de la enseñanza, aunque no pertenezcamos al estarsistem. Lo que ocurre es que, si alguien cita una frase que yo he dicho, prefiero que la cite de manera correcta, porque hacerlo mal puede dar lugar a malentendidos. Y ya hay quien parece tener dificultades para entender lo que digo, cuando se publica tal y como lo digo, como para encima complicarlo. Veamos qué dijo nuestro mediático protagonista:

Alguien (ese soy yo, amigos) dijo una vez: “A la escuela se va a trabajar y a estudiar, no a ser feliz.”, que le pregunte (se refiere a mí) a los miles de padres que ahora están sufriendo (...)".

No pienso decir nada (no vale la pena) sobre esa responsabilidad que el Gran Gurú nos imputa a los profesores que apostamos por el conocimiento y la exigencia, en relación con el "sufrimiento" de "miles de padres". Sobre la campaña contra las tareas escolares, que él mismo secunda, ya he dado mi opinión aquí, y me reconforta que el colegio al que llevo a mis hijos (público, por supuesto) suscriba mis planteamientos [1]. Pero sí debo sacar a mi colega de su error, sin duda no premeditado y provocado por la aversión posmoderna a la memorización que probablemente comparta, porque la frase que me atribuye (“a la escuela se va a trabajar y a estudiar, no a ser feliz”) no es del todo exacta y desde luego no oculta ninguna intención perversa (aprovecho para desmentir, por si acaso, que piense que a la escuela se ha de ir para ser un desgraciado -aunque, también de forma, seguro, no premeditada, él ligara la primera frase con el "sufrimiento de los padres"- o que los profesores tengamos que infringir el mayor dolor que podamos a nuestros alumnos). Yo no establezco oposición entre "trabajar" y "ser feliz". Y no es honrado dar a entender que porque defiendo el esfuerzo no deseo la felicidad de mis alumnos, o sea, que soy un mal tipo. No tengo mayor problema con esto, no voy a atormentarme porque alguien pueda pensar que me levanto todos los días con la intención de hacer el mal, pero me molesta que se manipule lo que digo. A continuación, copio varias afirmaciones mías en distintos medios de comunicación para compararlas con lo que se dijo que dije y comentarlas:


Comentario de texto: Aprender no es lo mismo que "estudiar y trabajar". Que la escuela es (o era, o debiera ser) un lugar de aprendizaje, no habría de ser discutible ni motivo de polémica. Ahora bien, "trabajar y estudiar", aunque imprescindible, no es EL OBJETIVO FINAL de la escuela. La meta, y para eso nos esforzamos los docentes, es que los alumnos aprendan. Que aprendan música, literatura, matemáticas... eso que a algunos les parece insuficiente pero a muchos profesores (y padres) nos parece tan valioso, eso que no siempre entra dentro de lo que llaman "los intereses de nuestros alumnos" y que precisamente por eso no podrán encontrar en otros ámbitos fuera del académico (especialmente los más desfavorecidos). La segunda parte de la frase ("no a buscar la felicidad") no descarta que el conocimiento pueda contribuir a la felicidad. Descarta que este sea el fin de la educación. Que no es lo mismo. No podemos garantizar que un alumno encuentre en la escuela la felicidad, pero deberíamos poder garantizar que encontrará conocimiento. 


Comentario de texto: En este caso, es la primera parte de la frase la que descarta, no que la felicidad de nuestros alumnos sea deseable (excepto para las personas "de mal corazón"), sino que la responsabilidad de los profesores deba ser proporcionarles felicidad en lugar de formación. Les pondré un ejemplo como padre: a la escuela le pido que se ocupe de la enseñanza de mis hijos y me deje a mí atender a su felicidad. NOTA PARA OBTUSOS: Que pida a los profesores de mis hijos que les enseñen no quiere decir que no quiera que los traten bien, con respeto, afecto y delicadeza, como Abraham Lincoln demandaba al maestro de su hijo (trátelo bien, pero no lo mime ni lo adule, déjelo que se haga fuerte solito. Incúlquele valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad).


Comentario de texto: No la necesita porque el conocimiento tiene en sí mismo grandes dosis de emoción, porque contribuye a que un alumno pueda educarse y convertirse en un ciudadano culto y, por lo tanto, con criterio, independiente y en mejores condiciones de tener una vida  plena (feliz, si se quiere) que un ignorante.

Para terminar, todos tenemos derecho a defender el modelo educativo o el modelo social que queremos. Pero cuando algunos (que también somos profesionales de la enseñanza) damos nuestra opinión y esta no es tan atractiva, cómoda o "moderna", cuando no discurre en la dirección marcada por... (esto lo dejo a su imaginación), cualquier ignaro puede sacar las conclusiones más disparatadas y cualquier sinvergüenza sacar tajada, sobre todo si "alguien", de forma "no premeditada", tergiversa lo que uno ha dicho, convirtiendo de inmediato en versión oficial lo que no es sino una interpretación sesgada. 

[1] En educación primaria se considera conveniente enviar deberes o tareas escolares para que el alumnado las realice fuera del horario lectivo. El profesorado determinará las actividades a realizar y los criterios para su corrección en función de las necesidades de cada grupo. Las familias deben responsabilizarse de que el alumnado realice las tareas en las condiciones adecuadas.
La finalidad de las tareas escolares es:  Desarrollar la autonomía y crear el hábito de trabajo y estudio. Reforzar el aprendizaje que tiene lugar en el aula.  Consolidar y ampliar conocimientos adquiridos en clase. Iniciar en el aprendizaje o anticipar contenidos que se trabajarán en el aula.

Contenido de las tareas escolares: Las actividades que se proponen son actividades que el alumnado sabe hacer por sí mismo. Por tanto, es conveniente que las haga solo y en caso de alguna dificultad, que consulte al día siguiente al profesor.

Duración de las tareas escolares: El tiempo destinado para la realización de tareas y a la lectura dependerá de cada alumno, pero dentro de unos parámetros lógicos y razonables".

11 comentarios:

  1. A la escuela se va a ser feliz. Los deberes deberían suprimirse. Me inspiraría serias dudas acerca de su profesionalidad cualquier docente que defendiera estas simplezas y, en concreto, la de los deberes, si el docente es de primaria, sencillamente pienso que no tiene ni idea ni de lo que se trae entre manos ni de lo que está en juego, debería leerse la nota final de este artículo. En cuanto a los padres que se dejen engañar por estos fraudes, ya veremos lo que piensan cuando sus hijos tengan 20 o 25 años.

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    1. Esa nota debería ser difundida por todos los centros educativos sin excepción.

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    2. Cuidado con la "Santa Innovación" (G.Luri) y sus Autos de Fe...

      José

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    3. Si lo dice don Gregorio, nos cuidaremos.

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  2. Muy interesantes sus ideas, don Alberto.
    Abrazo de un padre.

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  3. Sigue el tema de los deberes:

    http://politica.elpais.com/politica/2016/09/30/actualidad/1475255474_320079.html

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  4. Excelentes aclaraciones; ¡Qué pena que la impericia generalizada de nuestra sociedad y en especial de la clase docente les incapacite para disfrutar de ellas!

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