"Sorpresas te da la vida", cataba Rubén Blades. Una de ellas es la referencia a La Sociedad Gaseosa en el discurso del rector de la UMA (Universidad Monteávila de Caracas) Francisco Febres-Cordero Carrillo.
"(...) Es bien conocida la categoría teórica de definir nuestra sociedad a través de lo que Zygmunt Bauman llamó Modernidad Líquida, es decir, una categoría sociológica que define a la sociedad “como una figura de cambio constante y transitoriedad, atada a factores educativos, culturales y económicos. La metáfora de la liquidez (que) intenta demostrar la inconsistencia de las relaciones humanas en diferentes ámbitos, como en lo afectivo y en lo laboral. (…) La sociedad líquida está en (un) cambio constante, lo que genera una angustia existencial, donde parece no haber sentido cuando se trata de construir nuevas cosas, ya que el tiempo y la propia modernidad impulsarán su desintegración. Así (según Bauman) nos encontramos como raza humana navegando los mares de la incertidumbre”.
Por su parte, Alberto Royo se atreve a ir más allá de la metáfora de Bauman y llega a categorizar a la cultura ya no como líquida sino con gaseosa, en el sentido de que:
'La misma cultura ha dejado de ser un conjunto consolidado de saberes para pasar a rendirse a la fugacidad y, finalmente, a la vaporosidad (caracterizada por) la inmediatez, la búsqueda de la rentabilidad, la falta de exigencia y autoexigencia, el desprecio de la tradición, la obsesión innovadora, el consumismo, la educación placebo, el arrinconamiento de las humanidades y de la filosofía, la autoayuda, la mediocridad asumida y la ignorancia satisfecha (que) hacen tambalearse aquello que pensábamos que era más consistente.'
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