martes, 17 de septiembre de 2024

Alcmán

 

Que alumnos adolescentes estén interpretando (y recreando) música escrita hace 2700 años en un aula del 2024, probablemente les parezca a algunos una aberración. A mí me parece una justa y necesaria reivindicación de la belleza de los clásicos. Me estoy refiriendo al partenio de Alcmán de Esparta, quizás un esclavo liberado que se convertiría después en ciudadano de una ciudad que, antes de acoger a la sociedad dura de aguerridos soldados que combatiera al ejército persa de Jerjes en la Batalla de las Termópilas, fue una sociedad culta y amante de la belleza. En aquel contexto compuso Alcmán sus poemas, destinados a ser cantados y danzados por coros de doncellas en las grandes fiestas espartanas, relacionadas también con los coros femeninos de Olimpia, los concursos de belleza de Lesbos o los coros de los epitalamios (cantos de boda).
No conservamos sino fragmentos sueltos que, sin embargo, son tan hermosos como este:
Muchachas de dulces cantos y voz amada, mis rodillas apenas pueden ya sostenerme.
Ojalá fuera yo un cérilo, ave sagrada que, brillante, vuela, purpúrea como el mar, con el corazón valiente, sobre las olas...
Se trata del fragmento 94, en el que el poeta lamenta su vejez y su imposibilidad de bailar, pidiendo a las doncellas que lo sostengan en su vuelo, como las hembras de alicón al macho.

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