Es curioso lo que ocurre cuando uno escribe, como cuando lee.
Cuanto más lo hace, más quiere hacerlo. Lee algo y ese algo le lleva a otro
lugar en el que siempre encuentra algo sugerente que quizás le transporte a un
sitio muy alejado de donde estaba y, sin embargo (o puede que precisamente por ello) atractivo, intrigante, apasionante. Escribe sobre algo y se da cuenta de que hay muchas maneras de
enfocar lo que ha escrito, de que quizás no ha reflexionado lo suficiente, de
que es posible verlo desde otro punto de vista, de los mil matices que se ha dejado y, por supuesto, de que aquello
sobre lo que ha escrito guarda relación con esto, con lo otro y con lo de
más allá.
El 28 de enero de 2013 inauguré este blog sin más pretensión que la de ir alojando artículos (propios y
ajenos) sobre educación, política y sociedad, temas que me ocupan y preocupan.
No pensé nunca que mis escritos pudieran resultar de interés para los demás,
aunque desde luego nadie escribe para no ser leído ni nadie interpreta música
para no ser escuchado y las visitas y comentarios recibidos me
animaron, allá por el mes de enero, a plantearme la
posibilidad de verter mis ideas sobre educación en un libro. La génesis,
pues, de mi primer libro, está en este blog.
Envié el manuscrito de que lo será un ensayo crítico sobre el
estado actual de la educación y, sobre todo, un acto de defensa dialéctica contra quienes pretenden sacar
partido del mismo, a unas cuantas editoriales, para lo cual pedí consejo
previamente a algún amigo y colega. La iniciativa fue recogida finalmente por Plataforma Editorial, aunque otras editoriales mostraron un interés que, por uno
u otro motivo, no se concretó, como en el caso de Plataforma, en la firma de un contrato editorial.
Mis primeros contactos con María Alasia, editora, como con Jordi Nadal, director de Plataforma, han sido más que prometedores. No hemos empezado aún el proceso de edición, ni siquiera hay un título definitivo para el
libro, pero la relación con ellos ha sido desde el primer momento no solo
cordial sino más bien afectuosa. Jordi Nadal transmite un entusiasmo que
contagia y crea unas expectativas emocionantes a la hora de abordar un
proceso de edición que promete ser tan hermoso como el de la edición
discográfica, que sí conozco.
Comienzo con esta entrada, expectante, una serie dedicada a la
descripción de las distintas etapas del trayecto, cuyo título genérico quiere
homenajear al gran Paco Umbral en ese momento televisivo impagable del año 92
en el que recriminaba a Mercedes Milá que no le preguntara por su libro. También yo, por qué no, voy a hablar de mi libro. Como
apuntaba más arriba, cuando un músico ofrece un concierto quiere tener el mayor
número de oyentes entre el público; un cocinero, cuando cocina, quiere que sus
platos sean degustados por el mayor número de comensales; un escritor quiere
que lea lo que ha escrito el mayor número de personas. O, al menos, todos ellos
quieren: que haya alguien que los escuche, alguien que deguste sus platos,
alguien que lea sus escritos. Demos pues inicio al relato de este
viaje. Y veamos hacia dónde nos conduce.
Espero que esta nueva aventura en la que te embarcas sea todo un éxito. No tanto por ti, que también, sino por la influencia que puedan tener tus palabras en dignificar en alguna medida la profesión de docente, algo devaluada hoy en día en nuestro país. Saludos y suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias. Siempre vamos a estar en minoría pero creo que hay que hacer lo posible por mostrar una visión de la enseñanza diferente de la hegemónica. Luego, la visión podrá ser más o menos acertada, pero al menos habrá réplica. Un saludo.
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