La experiencia en el Congreso Mentes Brillantes (madre mía con el nombrecito) ha sido grata. El estrés inicial, cuando supe que los escasos veintiún minutos de que disponía para mi ponencia quedaba en quince, duró apenas unos minutos. Una vez solventadas algunas cuestiones logísticas, puedo decir que disfruté de mi exposición. En la imagen anterior, una de las referencias clave de la misma: la obra, premonitoria, de Aldous Huxley, "Un mundo feliz". En las siguientes, otros referentes imprescindibles (el Maestro Yoda y "El Nota"), así como una imagen de la obra de Woody Allen "El escorpión de Jade" y el método para aprender a interpretar a Bach en seis semanas de James Rhodes, y otra del escenario, antes del comienzo del Congreso.
A continuación, instantánea de la revisión del guión en el tren; el último repaso y la furgoneta que me trasladó hasta el Teatro Price.
Entre el público se encontraba mi admirado Gerardo Arriaga, excelente musicólogo y guitarrista, con quien pude tomar una caña después de mi intervención. Antes, estuve firmando ejemplares de Contra la nueva educación y La sociedad gaseosa, y tuve ocasión de charlar con algunas personas, todas ellas muy amables, la mayoría coincidentes con mis puntos de vista; los menos, cordialmente discrepantes.
No pude escuchar apenas a Luri (por los mencionados asuntos de logística), ni a Escohotado, que expuso por la tarde, pero sí a José Miguel Cuevas, psicólogo especializado en sectas y pseudociencia. Y buen tipo. Su charla fue de lo más interesante.
La tarde anterior tuve la ocasión de tomar unas cervezas (unas cuantas, para ser sincero) y hablar sobre lo divino y lo humano (o lo innovador y lo tradicional) con mi colega (ya amigo) Jaime, quien me recomendó un libro que intentaré comprar cuanto antes y que tiene una pinta fantástica.
Volviendo al día, tras la ponencia vino lo más "duro": un agradable paseo hasta El anciano rey de los vinos, frente a La Almudena, y una cena con buenos amigos. Me pilló cansado, pero siempre es un placer departir con José Manuel Lacasa, Mariano Del Mazo, Pablo López, Carlos Ruiz y Ricardo Moreno Castillo. Y vino a saludarnos, a los postres, Belén Bueno, siempre tan simpática. Comprobarán, por cierto, que el camarero que sacó la foto era todo un innovador.
Muy agradable también para mí compartir viandas contigo, Alberto, y más con esa compañía, menuda panda ;-)
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos.
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