lunes, 3 de agosto de 2015

Pedagogía y moda (VII). Apostilla al Flipped Learning.


Me escribía hace pocos días una alumna de Bachillerato de un centro privado-concertado de Cataluña para pedirme que le respondiera a unas preguntas en relación con el método “The flipped classroom”, del que hablé hace poco aquí. Está preparando, me contaba, “un trabajo de investigación” para saber si puede ser (“o no”) un “buen método”. Había leído este blog (¡!) y deducido que no estoy “muy convencido”.

Por supuesto, le contesté que le daría mi opinión encantado. Una estudiante de Bachillerato interesada en conocer la opinión de alguien que, en principio, tiene una valoración negativa del método sobre el que busca información y, además, me escribe con cortesía y sin (apenas) faltas de ortografía, bien merece que se le dedique un tiempo.

Transcribo pues las preguntas y las respuestas que acabo de enviar a M.G. y le deseo suerte en su investigación.

¿Cree que el método “The flipped classroom” puede obtener resultados positivos o no?¿Por qué?

No lo conozco tanto como para pronosticar si puede o no obtener buenos resultados, así que debo basarme en lo que intuyo e interpreto a partir de las noticias que he podido leer referidas a este método y, en este sentido, lo que puedo decir es que no comparto los planteamientos. En primer lugar, no creo que la enseñanza, entendida como la transmisión de conocimientos y valores universales, deba ser reformulada, ni que toda innovación por el hecho de aportar novedad vaya a mejorar la formación de los alumnos. En segundo lugar, pienso que son quienes consideran que este tipo de metodologías funcionan los que deberían demostrarlo con datos y evidencias. No parece sensato que los demás debamos aceptar que son unas metodologías prodigiosas por una cuestión de fe. ¿Existen estas evidencias?

¿Por qué cree que el alumno no debe ser el protagonista de su aprendizaje? ¿No es importante que el alumno sienta que tiene capacidad para superarse en sus resultados?

No es exactamente así. Lo que defiendo es que las decisiones en materia académica corresponden al profesor y que la relación entre este y el alumno debe ser vertical, es decir, jerárquica, sin que esta jerarquía (no debería hacer falta aclararlo, pero los tiempos obligan a hacerlo) suponga ningún tipo de opresión sino que se deriva sencillamente de algo tan obvio como el maestro es el que sabe y el alumno el que no. En cuanto a la segunda parte de la pregunta, desde luego que es importante que el alumno sienta que puede superarse (siempre que esto se base en la realidad, pues hay alumnos con mayor y menor capacidad), pero es difícil que un alumno sienta que puede superarse cuando el sistema tiende a igualar a todos en el punto de llegada, transigiendo con quien hace mal las cosas y dejando de reconocer a quien las hace bien, y evitando que unos (aunque lo merezcan) destaquen sobre otros.

Veo que tampoco está muy de acuerdo con algunas cosas de los cuatro pilares. El primero, el ambiente flexible, ¿que el alumno decida lo que quiere hacer en la escuela en un momento determinado está relacionado con que en casa y en cualquier otro ámbito el niño también quiera hacer lo que le apetezca o se pueden separar los estudios del resto de actividades?

No, los ámbitos familiar y académico son distintos. Pero pienso que en ninguno de ellos debe ser el alumno (o el hijo) el que decide, sino el adulto (el maestro, el padre). Fundamentar la enseñanza o la educación en que el niño, el alumno, el menor, haga "lo que le apetezca" me parece un punto de partido erróneo, cómodo "a la corta" pero peligroso y perjudicial "a la larga".

En el segundo y tercer pilar habla de los contenidos, el niño no tiene grandes conocimientos del tema pero a partir de un vídeo y otros recursos que evidentemente el profesor le da, ¿cree que el niño no es capaz de realizar actividades y dialogar con su profesor y el resto de alumnos para profundizar en el tema que se está trabajando?

El vídeo, como bien dices, es un recurso. Uno más. La principal herramienta de un docente sigue siendo la palabra y su cualidad fundamental, el conocimiento. Que el alumno realice actividades o dialogue con sus compañeros sobre lo que se está tratando en clase no es algo novedoso. Se ha hecho toda la vida. Venderlo como innovador es casi fraudulento.

El método “The flipped classroom” está estrechamente relacionado con la tecnología, este no cree que es un modelo a seguir pero ¿cree que se debe utilizar algún modelo que sí utilice la tecnología o enseñar de manera tradicional? ¿Por qué?

¿Qué significa “enseñar de manera tradicional”? La enseñanza, ya lo he dicho, es una actividad tradicional. La tecnología puede ser un buen apoyo. Enseñar "a la manera tradicional" no es incompatible con el uso de la tecnología. No reniego de la tecnología (sería absurdo) sino de la postración del docente ante ella.

Por último, cree que “The flipped classroom” o algún otro método relacionado con la tecnología podría ser aplicado a la educación infantil? ¿Les serviría a los niños o no aprenderían?

La etapa en la que yo enseño es la Secundaria, así que debo referirme a ella. Es probable que determinadas metodologías puedan aportar más en etapas tempranas como la Infantil que en posteriores niveles pero, en general, opino que se está orientando la educación en un sentido equivocado al confundir las prioridades (por ejemplo, la necesaria socialización no puede enterrar al aprendizaje, ni siquiera en Infantil) y pretender eliminar aspectos tan básicos como la ya mencionada verticalidad entre maestro y discípulo o la imprescindible apelación al esfuerzo individual del alumno, que no debe ser el eje del sistema educativo sino el destinatario y también el principal responsable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario