El Ministerio de Educación tendrá que buscar una fórmula para que el título
de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) especifique con un término «análogo»
al «aprobado» que se ha superado la etapa con una nota inferior al cinco. Este
es el acuerdo que se alcanzó en la reunión del Consejo Escolar del Estado,
en el que se analizó un informe preliminar que considera «anómalo» que se pueda
obtener este título sin haber alcanzado el 5.
La noticia no es de El Mundo Today, sino del diario ABC. Y la fuente no es la Wikipedia
sino el Consejo Escolar del Estado.
Decía Lester (Alan Alda) en la soberbia Delitos y faltas de
Woody Allen que la comedia es tragedia más tiempo. A ver si va a
ser al contrario y sumando comedia más tiempo... terminamos en tragedia. Pero, de
momento, tomemos las cosas con sentido del humor para sobrellevar la situación.
Como afirmaba Zeldin en Los placeres ocultos de la vida, a través del
humor, el desacuerdo aviva el ingenio.
Ayudemos pues a nuestro Ministerio de Magia y Hechicería a encontrar esa fórmula
mágica que permita aprobar sin aprobar. Mis sugerencias son las que siguen:
Aprobadillo
Suspensado
Aprospenso
Dispensado
Haprovao
Ocanutado
Másdará
Y, a continuación, otras propuestas que me han ido llegando y que agradezco profundamente:
Aprobado
alternativo sin duda trumpiana posible
Ha probado
Colgado y
enmarcado
Casi-aprobado
Flipped passed
Empoderado
Resiliente
Aprobado en
grado de tentativa
Presunto
aprobado
Gracias por
venir
Casi-casi
¡Uyyyy!
Cum laude
Ahí lo
llevas
Poste
Ha tocado
aro
Rozando el
larguero
Aprobado
dermatológicamente testado
Taslucío
Con tu pan
te lo comas
Tanta gloria
lleves como descanso dejas
SEAPC
(Suspendido, ergo apto para concejal)
MPS (Marrón
pal siguiente)
Anó (r) malo
Apto-bajo
Indemnizado
en diferido
Toguapo
Mira lo que he pillao
Toguapo
Mira lo que he pillao
Adaptado transversal a la situación psicosocial del alumno
Pa que matarse a estudiar si vas a titular.
Aprobadoooo... ¿Dónde estás, aprobado? (Léase imitando al doblador de Robert de Niro en El cabo del miedo)
Va, pensiero
Ya te suspenderá la vida
Aprobadoooo... ¿Dónde estás, aprobado? (Léase imitando al doblador de Robert de Niro en El cabo del miedo)
Va, pensiero
Ya te suspenderá la vida
NOTA: En
estos tiempos mojigatos y politiquísimamente correctos, se hace necesario
aclarar que el autor de esta entrada defiende la igualdad de oportunidades en
la escuela pública, lo que significa que ningún alumno, por más dificultades que tenga, debe dejar
de recibir todo el apoyo que necesite para que pueda superar sus dificultades y
desarrollar al máximo sus capacidades. La única exigencia que se le puede hacer es que muestre interés por conseguirlo. En relación con la idea de que calificar es "síntoma de sadismo", he de decir que el objetivo de un buen docente nunca es la calificación sino lo que esta refleja. Este matiz es de suma importancia. Considerar que "la nota no tiene importancia" demuestra una enorme desconfianza hacia los docentes y suele proceder de quienes denostan el conocimiento y reducen su transmisión a la caricatura de una memorización absurda de datos descontextualizados (añadiendo la connotación gore de "la letra con sangre entra"). Transmitir conocimiento es, sin embargo, algo mucho más complejo, mucho más valioso y mucho más emocionante. Claro que un profesor no puede valorar lo que sus alumnos han aprendido solo con un examen. Esto es evidente. Ahora bien, no conozco a ningún docente que solo cuente con la nota de un examen para calificar. Por otra parte, una calificación final (en la que se tenga en cuenta todo lo que un alumno ha hecho -no solo los exámenes-) es, hasta la fecha, la forma menos subjetiva de evaluar si el alumno ha aprendido. Nuevamente, apelo a la confianza: el profesor es el profesional de la enseñanza y, por ello, quien mejor sabe qué nota merecen sus alumnos. El trasfondo de todo esto es la absoluta falta de convicciones de una sociedad gaseosa en la que todo se confunde: la exigencia con la discriminación, el esfuerzo con el sufrimiento, la ambición con el clasismo... Un buen profesor siempre intenta ser justo. Como ya se ha apuntado, ni el alumno menos capaz su familia deben sospechar que la exigencia les va a perjudicar sino todo lo contrario, porque el buen profesor exige en función de las posibilidades de cada uno (extraer el máximo de las capacidades de cada cual ha de ser el fin). Al alumno esforzado (lo repito porque esto es lo mínimo) hay que proporcionarle toda la ayuda que necesite para que llegue hasta donde pueda. Rebajar (más) el nivel de exigencia general no solo no estimulará al alumno menos capaz o más holgazán, sino que desincentivará al más capaz o más esforzado.
Se puede decir más alto pero no más claro. De todas formas llegará el día en que se envíe el título de la ESO a casa de los alumnos, cuando cumplan 16 años.
ResponderEliminarNo lo descartes, Anais. Un saludo.
EliminarAlberto, recientemente estuvo por mi tierra el "gran" Tonucci -"una eminencia en el campo de la psicopedagogía",tal como lo definió la prensa-.Visitó la diputación de Pontevedra, diferentes ayuntamientos del Salnés y un colegio que ha iniciado un proceso de innovación ( en la línea de las ideas de Tonucci y las escuelas Amara Berri). Algunas de las "perlas" que manifestó en su periplo tamaña eminencia -ante el éxtasis de políticos y demás acompañantes- fueron: "existe una diferencia abismal entre la capacidad de atención de un niño que va caminando al colegio, frente al que es autotransportado en coche", "el aula es un espacio antinatural que repite el modelo de celda de la cárcel", "en las clases deben convivir niños de diferentes edades, como sucede en las unitarias del rural", "los deberes en casa debemos rechazarlos, pues agrandan las diferencias", etc, etc. Esto es lo que hay, es lo que tenemos... la sociedad gaseosa.
ResponderEliminarPor cierto, gracias por tus dos libros y felicidades por la 3ª edición del primero. Ahora, anímate en uno próximo a analizar las "maravillosas" propuestas de la neopedagogía: Tonucci, Robinson, Gardner... Necesitamos escritores lúcidos que se atrevan a argumentar de manera sensata y rigurosa sobre determinada pedagogía, que muchos docentes creemos que no mejoran en nada la enseñanza.
Unha aperta (abrazo)
Eres muy amable, Manuel. Tonucci es paradigmático de esta sociedad gaseosa. No sé si me durará la energía para abordar esa idea que me lanzas. Quiero escribir un tercer libro, pero está vez me gustaría alejarme de las turbias aguas de la Neopedagogía. No obstante, no descarto nada. Mucho menos dejar de presentar batalla. Un abrazo.
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