jueves, 24 de noviembre de 2016

"Disfruten del espectáculo", en el blog de Nacho Camino



Nacho Camino, que se prodiga menos de lo que nos gustaría a quienes hemos sido asiduos a sus lúcidos escritos, habla en su blog de los últimos acontecimientos en el ámbito mediático-educativo, con referencias a algunas de mis vicisitudes, como las acaecidas en Cuarto Milenio o en el programa de Mercedes Milá

Así comienza el artículo:

Si las entradas de esta bitácora se han espaciado tanto en los últimos tiempos es porque a quien esto escribe le parecía redundante seguir levantando acta del lento pero imparable hundimiento de la enseñanza española. Como, además, las propuestas que podían surgir de este espacio se oponían frontalmente al pensamiento hegemónico, tras cada publicación quedaba flotando en el aire un incómodo olor a catacumba: la sospecha de que este incienso subterráneo sólo iban a olerlo, una vez más, los convencidos, las mismas y cada vez menos numerosas narices que asoman por aquí tras haber constatado el hedor que desprende aquello que convenimos en llamar “escuela”.

Durante este tiempo, no es que las cosas hayan cambiado mucho. La nueva ley educativa se ha demostrado tan chapucera e ineficaz como cualquiera de sus predecesoras de los últimos veinticinco años. El fracaso escolar apenas se ha reducido, y, si lo ha hecho, obedece más a un maquillaje estadístico que a la imperturbable realidad. Las, así llamadas, nuevas pedagogías siguen bombardeando a los profesores en ejercicio con teorías de antiguo y de moderno cuño, la mayoría de ellas sin mayor fundamento científico que una baraja del tarot. Los políticos siguen hablando de pacto, y las nuevas tecnologías son el flamante becerro de oro.

Sin embargo, hay algo que sí ha cambiado. Algo que se veía venir, pero que nunca imaginamos que pudiera estallar como lo ha hecho. Estas discusiones pedagógicas, que antes se restringían al ámbito académico, se han convertido, como cualquier otro objeto de consumo, en un espectáculo para las masas. Lo que antes se reservaba para el debate especializado ahora es motivo de tertulia, concurso o telerrealidad en horarios de máxima audiencia. No hay cadena que no emita algún programa dedicado al asunto educativo, casi siempre a partir de un análisis superficial y profundamente sesgado de los problemas que padece eso que aún acordamos denominar “escuela”. Hasta Cuarto Milenio ha enfocado su objetivo parapsicológico para mejor iluminar las bondades de la neopedagogía, lo que quizá sea comprensible, después de todo: las pseudociencias se reconocen mutuamente sin dificultad alguna. Han proliferado tertulias, documentales, hasta concursos como “Poder Canijo”, un adefesio pagado con dinero público que la audiencia, por fortuna, ha castigado como merece. Por tener, tenemos hasta estrellas mediáticas como César Bona, con cuya invocación parecen solucionarse todos los males de la enseñanza, aunque no sepamos con certeza cuál es su método, ni siquiera si tiene uno. Y puesto que hay un héroe, y si queremos que el espectáculo continúe, los popes del entretenimiento televisivo nos proporcionan, cómo no, un villano. Ese papel le ha tocado en suerte al profesor Alberto Royo, el único en esos platós de la España cainita y bullanguera que se ha atrevido a señalar la impudicia del rey: A la escuela, ha dicho, se va, en primera instancia, para formarse, y no para ser felices. Semejante máxima le ha costado la reprobación, más o menos explícita, de presentadores, colegas, padres y hasta de monjas nada recatadas como la apelesiana Lucía Caram.

El texto completo, aquí, junto a mi agradecimiento a Nacho por su generosa valoración. 

2 comentarios:

  1. Nacho es mucho Nacho (me ha salido una aliteración digna de Carlos Edmundo de Ory o de Gloria Fuertes).

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  2. Descubrí hace ya algún tiempo el blog de Nacho, un antiguo des-educativo, y fue como descubrir otra isla en medio del océano. En su momento leí este mismo artículo y sencillamente me encantó. Me encantó porque expresa lo que muchos de mis compañeros y yo sentimos. Es saludable y reconfortante, por los ánimos que infunden artículos como éste, que haya personas que den un paso adelante para defender causas que afectan a un colectivo, como es en nuestro caso el colectivo de los docentes. Gracias por estar ahí

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