No hay nada
que hacer. Nos guste o no estamos sometidos a la economía. Mejor no oponer
resistencia y resignarse. Asumamos la cultura emprendedora y la educación
financiera como imprescindibles para nuestros jóvenes. No solo es bueno que
hayan entrado ya en el currículo. Deben ser troncales. Pasen los economistas y
empresarios. Salgan los profesores. Como el libro de Petete, la economía te enseña, la economía
entretiene y yo te digo contento hasta la clase que viene. La economía
manda. ¡Vaya que si manda! La economía nos dice, siempre con amabilidad, qué
debemos hacer, qué debemos pensar. Y menos mal, porque la única salida a la
crisis económica es la que nos indiquen los abnegados economistas y la única
solución a la crisis financiera la que recomienden los sacrificados empresarios
financieros.
¿Conocen
la palabra "devaluación"? Seguro que sí porque hoy todo se analiza
desde el punto de vista económico. Siempre el mismo criterio: que cuadren los
números. Viva la numeración, decía El Puma. Pues eso, que habrán oído miles de
veces eso de la devaluación. Algo se devalúa cuando su valor disminuye. Y esto,
debe ser cosa de la crisis, es lo que sucede con mis méritos, esas tonterías
que presento cada dos años al Departamento de Educación para mejorar mi destino
docente. Sí, sí, eso ha ocurrido: se me han devaluado los méritos. Y es raro
porque acabo de terminar una segunda licenciatura, he ofrecido algunos conciertos
más y aportado méritos que no había aportado relativos a clases magistrales
(con perdón) en el extranjero de cuya certificación no dispuse hasta hace poco.
Pues ni por esas. Tengo menos puntos que hace dos años. Desconcertante, ¿verdad?
Uno,
que intenta ser racional, trata de buscar una explicación lógica para todo esto.
Que los méritos hayan encogido no parece probable. Que haya habido un error,
tampoco, pues ya reclamé la revisión de las puntuaciones y la Administración ha
confirmado las que me llevaron a reclamar. No queda, por lo tanto, otra
justificación que una devaluación por culpa de esta crisis inmisericorde que
padecemos, esta catástrofe natural que amenaza con terminar con el estado de
bienestar que nuestros esforzados políticos hacen lo imposible por mantener.
Me
invade ahora la incertidumbre sobre los próximos pasos a dar en esta
"carrera profesional docente" (no se rían, hagan el favor, que el
tema es serio). Entusiasmado como estaba por haber decidido el tema de mi tesis
doctoral y dispuesto a matricularla el próximo curso, me asaltan varias dudas:
la primera, ¿se devaluarán los cinco puntos que otorga la Administración una
vez defienda la tesis o tendrá Rajoy razón y ya está escampando? (comprenderán
mi desazón si tengo que fiarme del pronóstico del Presidente del Gobierno); la
segunda: ¿soy imbécil por plantearme dedicar unos años de mi vida a investigar
sobre un tema que me apasiona para conseguir cinco míseros puntos cuando, si
optara a la dirección de un centro, en tres años (supongamos que dedicara ese
tiempo a la investigación) obtendría doce puntos, cuando bastarían dos años
como secretario del centro para lograr los cinco puntos de la tesis y solo por
un año más (cuatro) desempeñando un cargo en la Administración, de esos de
libre designación, ya tendría seis puntos, más que con la tesis?
Bueno...si
al fin y al cabo, el tema no era tan tan tan apasionante... total, es algo muy
minoritario... si en el fondo no me gustaba tanto... seamos sinceros, ¿quién
tendría interés en leer una tesis sobre esto?
Veamos... ¿a quién conozco yo en el
Departamento? ¿Qué hay que hacer para ser director, jefe de estudios o
secretario? ¿Cuánto cuesta el máster ese sobre innovación pedagógica,
emprendimiento, coaching y afectividad?
Dedícate a la tesis. Aprenderás (y no a aprender precisamente). Te dará la oportunidad de obtener una beca post-doctoral y pasar un tiempo en un entorno distinto. No te desanimes. Saca el tiempo de donde puedas. No te darán muchos puntos en tu Consejeria (o incluso te devaluarán los que ya tienes), ¿pero qué importancia tiene eso? Saludos de un profesor de secundaria en Italia con una beca post-doctoral de un año.
ResponderEliminarGracias, Carlos. En realidad estoy decidido a preparar la tesis. Pero necesitaba desahogarme un poco...lo de la beca post-doctoral lo veo más complicado por circunstancias familiares. Un saludo.
ResponderEliminarEn efecto, no tiene gracia. La miserble valoración del conocimiento o la creatividad (frente a los servicios burocráticos o los vacuos cursetes de doctrina pedagógica) es una aberración ya vieja en este oficio donde lo importante es saber y dominar una materia que tienes que enseñar. No he oído ni visto ningún plan académico que plantee cambiar esto. De todos modos, es innecesario que te diga que saber, componer o ejecutar está muy por encima de todo lo demás. Por eso compensa tanto.
ResponderEliminarY por eso somos tan bobos de apostar por actividades con las que poder aprender y enriquecernos profesionalmente y nos olvidamos de los atajos y el reconocimiento que nunca se nos va a conceder. Un abrazo
Eliminar