José Antonio Marina es el pedagogo de
moda. EL EXPERTO. Nadie como Él, nadie mejor que Él para demostrarnos a los
profesores lo poco que somos. O que semos. Como el entrañable pingüino Petete,
cada semana nos da una lección desde su púlpito y nos orienta sobre los
próximos pasos hasta que llegue la definitiva desaparición de este oficio, el de enseñar,
tan poco moderno (el oficio, no el filósofo, que está hecho un chaval). Marina,
que es más sabio (aún) que Petete, no necesita más colores que el blanco. No le
hacen falta los seis de la enciclopedia petetiana. Ni siquiera los tres del
pelma de Kieslowski. Con uno le basta y le sobra para indicar por dónde van los
tiempos, adivinar el futuro y guiarnos hacia la luz.
Mi amigo Guachimán ya ha reflexionado
con tino al respecto en su garita sobre la (in) conveniencia de la elaboración
de este Libro. Mi intención hoy es, antes de adentrarme con valentía en la
lectura detallada del White Paper (que lo haré, si reúno el coraje suficiente),
comentar de forma aproximativa las primeras cinco de las veinte propuestas
generales del mismo, para ir abriendo boca. Veamos:
1ª.
Crear una escuela inclusiva y expansiva. Que impulse el talento de cada alumno
pero interactúe con su entorno como ya hacen bibliotecas o museos.
Si a estas alturas de la película,
todavía insistimos con la inclusividad, es que hemos aprendido poco. Y si aún
pensamos que el talento ha sido repartido entre todos los seres humanos de
manera equitativa, es que no solo no hemos aprendido sino que somos
manifiestamente incapaces de hacerlo. Lo del entorno lo dejamos para otro
momento.
2ª. El
aula en el centro del cambio. Atraer a ellas a los profesionales más talentosos
y garantizar que se les forma adecuadamente para llegar a todos los alumnos.
¿Y no sería preferible, pregunto, que el aula fuera,
más que "centro del cambio", el espacio para las cosas inmutables, el antídoto contra
lo volátil, lo superficial y lo trending? Atraer a los mejores es sin duda una
aspiración noble, siempre que nos pongamos de acuerdo en qué significa ser "mejor". Formar
a los docentes también lo es. Si nos ponemos de acuerdo en las cualidades que
debe tener el maestro ideal.
3ª. Fortalecer y cuidar el centro
educativo. Centrar el foco en la escuela y su capacidad para mejorar su
desempeño a través de la mejora de sus docentes.
Centrar el foco en la escuela pero solo
en uno de los factores que inciden en el éxito escolar (la formación
del docente), no parece lo más riguroso. Más bien parece una excusa para terminar en lo de siempre: el sopapo al profesor. Puestos a centrar en foco en la
escuela, valoremos todas las circunstancias que podrían llevarnos a la mejora
real de la educación y pensemos en todos los participantes del proceso. Por ejemplo, los alumnos. ¿Queremos que nuestros alumnos
aprendan? ¿Queremos que aprendan por ellos mismos? ¿Estamos dispuestos a exigir o dejaremos esta decisión, la de estudiar y
esforzarse, a expensas de su espontánea y libre elección?
4ª. Fortalecer la figura del director y
su equipo. Y además reducir el número de interinos para que se puedan ejecutar
proyectos de centro con garantías.
Todo lo que sea fortalecer, a priori, es
bueno. Veremos cómo ha pensado Marina respaldar la labor de figuras tan
importantes en un centro educativo y de qué manera este apoyo redundará en
beneficio de la enseñanza. Lo que no termino de entender es la relación entre
la intención de “reducir el número de interinos” (que no me parece mal; todo
interino debe ambicionar dejar de serlo) con la consecuencia de este logro: la “ejecución”
(vaya palabra ha escogido aquí Marina) de “proyectos de centro con garantías”. Vale,
igual lo entiendo un poco. Pero lo dejaremos también para otra ocasión.
5ª. Crear un Consejo Pedagógico del
Estado. Encargado de evaluar las innovaciones educativas internacionales más
eficaces.
Esto sí que da miedo. Un “Consejo Pedagógico
de Estado” que evalúe “las innovaciones educativas internacionales más eficaces”.
Lo estoy viendo. Imagino el anagrama de La semilla del diablo, pienso en los miembros y miembras del Consejo reunidos en cónclave
extraordinario ante la denuncia de un uso clandestino de una tiza tradicional (de esas que dejan
polvo entre los dedos), miembras que dejan la escoba a la entrada del Ministerio
y miembros que acuden al mismo adoptando forma humana para pasar desapercibidos.
Terrorífico. Aquí lo dejo por el momento. No soy capaz de continuar.
"Reducir el número de interinos... mientras esperamos a que los funcis de carrera, que deberán hacer su trabajo y el de los interinos reducidos, se vayan jubilando".
ResponderEliminarEsta idea ha sido enteramente patrocinada por el BBVA y la CEOE.
No saquemos el tema de los patrocinios que nos perdemos...
ResponderEliminarTodo sea por la causa. M' encanta lo del Consejo pedagógico del Estado. Aparte de aquelarres, nos debe venir a las memorias el Consejo nocturno de Platón o, culmen de los culmen, la Secretaria estratégica de pensamiento nacional (todo con mayúsculas, por favor) de da. Cristina Kirchsner. Por no hablar de otras iniciativas bolivarianas. Que el señor nos asista, aunque recordemos también , para no dejar toda esperanza a la puerta, ese dicho genial acerca de las extraordinarias leyes españolas echadas abajo por los reglamentos correspondientes (circulares, instrucciones de alta exégesis, etc.)
ResponderEliminarLo del Consejo Pedagógico de Estado (sin la "l" acojona más) es, en efecto, la guinda del pastel. Y lo que hemos de ver todavía...
EliminarEs que es todo muy viejo. Aforismos altisonantes y generalizadores que pueden resultar absolutamente vacíos o válidos para hacer una política y la contraria; los propios mensajes: el uno y el dos son, al menos, de los años cincuenta; el posicionamiento del emisor: solo le ha faltado ponerse una túnica y subirse a lo alto de un monte. Y luego, las perversiones: que esto es un envoltorio en el que se esconden los planes de destrucción de la escuela pública: lo de los directores es el camuflaje del verdadero plan del PP (que ya está en marcha y encanta a C's, CDC, PNV y vete a saber a quiénes más): convertirlos en ejecutivos con poderes iguales a los de los directores de centros privados, por lo que lo de los interinos es un absoluto engaño, ya que lo que quieren hacer es lo contrario: poco a poco, erradicar a esos funcionarios tan difíciles de echar y someter a caprichos (C's lo acaba de decir bien clarito). Y lo de modelar una nueva figura del profesor, igual: quieren "ese" profesor: sometido o sumiso, paidocéntrico, emocional, proyectual, acrítico, convencido de que el conocimiento está en internet, coleguilla... Las propuestas de Marina son vaguedades que no ponen el dedo en una sola llaga, un narcótico para que nos descuidemos... y para bendecir a quienes han decidido esconder su fracaso y sus enjuagues criminalizándonos.
ResponderEliminarQuisiera decir que exageras, Pablo. Pero no creo que lo estés haciendo.
EliminarPues no.
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