Finalizo,
con gran pesar, este tímido acercamiento genérico a las propuestas de Marina.
Con gran pesar porque ello significa que no es posible retrasar mucho más el
abordaje del Libro Blanco en toda su crudeza y zambullirme en ese mar de
sabiduría que debe ser. Quizás la cercanía de las vacaciones pueda servirme de
excusa para dejarlo para más adelante. Bien, aquí dejo algunos comentarios sobre
las cuatro últimas ideas principales del encargo ministerial.
17ª. Fortalecer los
colegios profesionales para dar más cohesión y presencia social a la profesión
docente.
Por
estas tierras navarras no tenemos colegios profesionales de docentes. En otros
lares, es verdad, existen colegios de maestros, educadores sociales, pedagogos
y psicopedagogos. Y también colegios de doctores y licenciados, pero no es estoy muy seguro de que Marina
estuviera pensando en estos a la hora de dar "más cohesión y presencia social" a la profesión. En cualquier caso,
esperemos a conocer en detalle la sugerencia. No adelantemos acontecimientos. Prudencia y sosiego, compañeros.
18ª. Protagonismo de los docentes actuales. Sensibilizar de
la necesidad de cambio a los que ya ejercen la profesión.
¿Concretará Marina en su libro el tipo de protagonismo que nos quiera otorgar? Porque protagonismo ya tenemos. Somos protagonistas, por ejemplo, cuando toca ahorrar dinero a costa del sueldo del funcionario o cuando hay que buscar culpables a
la tontuna de nuestra sociedad (que es nuestra, de todos, así que repartamos
responsabilidades para ser justos). O sea que, primero, precisemos. Y luego ya nos quejaremos
(doy por hecho que nos tendremos que quejar. Como siempre). En cuanto a la labor
de "sensibilización" que Marina considera que debe hacerse con
nosotros los profesores, seres inconscientes y deshumanizados -dinosuarios- como somos (hay que ver qué facilidad tiene este
hombre para molestarnos sin que parezca que es su propósito) respecto a la
"necesidad de cambio", pues miren, volvemos a lo de siempre: si a mí
alguien me pregunta, así en general, si quiero "cambiar", la primera pregunta es:
"¿cambiar qué?"; la segunda: "¿cambiar por qué?"; y la
tercera: "¿cambiar a qué?". Porque, claro, para empezar deberíamos
saber (me estoy haciendo el despistado, de acuerdo) qué cree Marina que hay que
cambiar, por qué piensa que hay que hacerlo y con qué objetivo lo aconseja. Y si la explicación no es
consistente, el razonamiento no es sólido y el objetivo no es sensato, mucho me
temo que no se nos convencerá, aunque se nos venza.
19ª. Transformación centro a centro. Apoyar, desde las
administraciones, a los que se lancen a cambiar sus dinámicas.
Yuyu. ¿Ingeniería social mariana? ¿Es Marina un changemaker? Más bien parece un Lord Sith. ¿Qué quiere decir con cuando habla de "apoyar
desde las administraciones"? ¿Qué quiere decir cuando se refiere a "los que se lancen a
cambiar sus dinámicas"? Si las administraciones apoyarán a los que se lancen a
cambiar sus dinámicas (la Fuerza es intensa en Marina), ¿qué hará con quienes
no queramos pasarnos al lado oscuro? La pregunta es retórica, claro.
20ª. Cambios aplicables ya. Desde reformas metodológicas a
sistemas de evaluación internos que impulsen mejoras.
Diga que sí, Marina. Así, sin anestesia. Sin análisis ni reflexión. A pelo. Las
cosas, cuando hay que hacerlas, se hacen y punto. Da igual que hablemos de
metodologías revolucionarias, de sistemas de evaluación o de lo que sea. Aquí
en España somos más chulos que un siete. Queremos ser Finlandia pero, como somos
españoles, aplicamos métodos sin haberlos probado ni contrastado su eficacia, como el Profesor Bacterio. Pedagogía agresiva, se llama esto. Con un par.
Continuará.
O qué sé yo.
No me queda más remedio que darle mi enhorabuena por lo que parece que será su pronto ingreso al núcleo duro de un texto (el del Book White marinero) sin duda felicitante, profundísimo, venero de saber sustancioso y lumen del futuro.
ResponderEliminarNo se apresure, no se apresure, que está por ver si soy capaz de ingresar en ese núcleo duro o me hago, ya que no el finlandés, al menos el sueco.
EliminarLa segunda parte del 18º punto es esencial.
ResponderEliminarNo se trata de qué cambiar, ni de por qué hacerlo, ni tampoco dónde se quiere llegar.
Lo más importante de todo proyecto es "para qué".
Una gallina descabezada cambia de continuo la trayectoria de su andar errabundo, pero eso no sirve a nadie para nada.
Esperando noticias del examen en profundidad (y de la publicación del libro, claro).
Gracias.
Es que peor que tener un criterio equivocado es no tener criterio. Y en la enseñanza se da más (aún) lo segundo que lo primero. El examen en profundidad tendrá que esperar un poco. He de reconocer cierta pereza. El libro, a la vuelta de las vacaciones y enseguida. Va para imprenta el día 21.
ResponderEliminar¿El cambio? Pues por el mismo cambio Alberto que parece que no te has dado cuenta que el insigne filósofo Marina dialoga, en realidad, con el canon de la Filosofía Occidental y está aplicando Heráclito a la actualidad... Eso sí Marina es el único que se baña en todos los ríos que tienen posibilidades de atravesar Moncloa y claro sale tan enfangado el hombre que precisa de algún blanco puro como el de Ariel.
ResponderEliminarPues no, la verdad es que no me había dado cuenta, pero ahora que lo dices... Un abrazo
Eliminar¡Joder, qué fino hilamos!
EliminarDos cosas:
ResponderEliminar-Lo del protagonismo de los docentes (¡actuales, no hay que esperar a que lleguen los "guay", es decir, los modelados por él), todo un alarde de hipocresía.
-¿Pero va en serio eso de que te vas a leer el libro? Cuando yo digo que tú eres san Alberto...
Sí lo leeré, sí, tarde o temprano. Hay que conocer al enemigo para combatirlo. Y no me extrañaría que también lo leyeras tú, Pablo, que casi no te va la marcha...
Eliminar