Una experiencia interesante la de Madrid. Un formato muy concreto que al principio le provoca a uno cierta sensación de extrañeza que pronto pasa pues, al fin y al cabo, se trataba de hablar de mi profesión y sus (nuestras) circunstancias. Mis esfuerzos se centraron en defender el conocimiento como algo que puede ser estimulante y, por qué no, emocionante. Y en cuestionar la obsesión innovadora y afectivoide en favor del rigor y del primum discere, deinde docere, la máxima de la tradición pedagógica. En definitiva, pretendí alertar contra la devaluación del saber y la cultura por culpa de los neogurús de la educación, esos que dicen que reivindicar el saber es de arrogantes. Yo creo que es más bien al contrario: de arrogantes es despreciarlo. Como dijo Góngora, entiendo lo que me basta y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio.
Aquí, el vídeo de la charla (o, como dicen los modernos, la Tedxtalk):
¡Enhorabuena, MAESTRO!
ResponderEliminarMuy amable, Socorro. Un saludo.
EliminarEstupendo, Alberto: lo que hay que decir, claro y en pocas palabras.
ResponderEliminarGracias, Pablo. Un abrazo.
EliminarHola Alberto, soy Lucas, ya comenté en otro post. Hay cosas de las que dices con las que puedo estar de acuerdo, pero hay otras me resultan muy simplistas. En el video, por ejemplo, dices que hay dos posibilidades: saber más de nuestra asignatura para transmitirlo mejor, o bien, facilitar, edulcorar, aligerar los contenidos. Ostras, yo diría que hay más, sobre todo una: saber más de cómo aprendemos, de cómo funcionan las cosas en la cabeza, en la memoria, saber qué puedo hacer como profesor para que los alumnos aprendan más. Y eso no implica necesariamente saber más de mi materia.
ResponderEliminarAlguna vez te he leído que no se puede enseñar a enseñar.
Yo también soy profesor de secundaria, en mi caso interino. Estudié como tú el superior de guitarra, pero también el de pedagogía de la guitarra, y te aseguro que aprendí mucho (porque me enseñaron bien) sobre cómo enseñar. Estos últimos cuatro años he estudiado Magisterio. Creo que hoy puedo decir que soy mejor profesor que si no hubiera estudiado todo eso. Valoro el conocimiento, no trato de simplificarlo, ni de edulcorarlo. Por eso, trabajando con mis alumnos me he dado cuenta de que cuando las cosas han funcionado mejor y han aprendido más es cuando he podido llevar a la práctica lo (poco) que he aprendido de pedagogía, didáctica...
Un saludo
Obviamente, Lucas, hay más opciones de las que planteé en la charla. Pero pienso que debemos escoger al menos entre dos posibilidades generales y básicas (que no "simples"): apostar por el "qué" o apostar por el "cómo". Luego, como diría el gran Heinrich Neuhaus, "el qué determina el cómo, aunque finalmente el cómo determine el qué". En cuanto al "enseñar a enseñar", sigo pensando que es un absurdo, lo cual no significa que no se pueda aprender a enseñar. Pero esta es otra cuestión. En realidad, yo no tengo nada contra la didáctica (no se puede enseñar sin ser didáctico). Lo que creo es que se puede enseñar bien desde perspectivas diferentes y trato de defender mi punto de vista, que no tiene por qué ser el correcto, claro está.
EliminarUn saludo