Por si interesa, aquí dejo el vídeo de la conferencia que impartí el día 22 en el IES Isabel la Católica de Madrid.
martes, 27 de noviembre de 2018
viernes, 16 de noviembre de 2018
Hay que ser moderno
"En el modelo educativo tradicional el profesor habla y los alumnos, sentaditos y calladitos, escuchan, toman apuntes y hacen deberes en casa. Pero está demostrado que ahora no funciona, nos toca ser creativos" (aquí).
El modelo tradicional deben de ser los padres. Aún no he conseguido que me explique alguien qué es enseñar a lo tradicional (ocurre como la lista de los reyes godos, que todos la critican, pero nadie la enseña). Sí sabemos que enseñar a lo moderno es guay, pero nada más.
No reconozco, pues, ese modelo del que hablan los innovenauers (por cierto, menuda situación tan terrorífica la del profesor que habla y los alumnos toman apuntes en silencio y hacen deberes en casa. No me extraña que se quiera desterrar. Solo de imaginar la escena, me entran sudores fríos). Pero es muy significativa la manera de describir la actitud de un alumno en el supuesto modelo educativo tradicional. Fíjense en los diminutivos: "sentaditos", "calladitos" (habría sido más efectivo decir: sintiditis - recuerden otra expresión similar: "enseñar no es meter datitos en la cabeza"-). Porque, claro, estar calladitos no es lo mismo que estar en silencio. Estar calladitos es estar oprimidos y a merced de las decisiones arbitrarias y los modos autoritarios del profesor. Y estar sentaditos no es adoptar una postura que favorezca la atención sino mantenerse inmovilizado debido al pavor que provoca en los estudiantes la crueldad y falta de empatía del docente.
Así que, amigos y enemigos todos, no se trata de analizar con rigor qué funciona o no en la enseñanza sino de cantar las alabanzas de la Santa Inquisición (¡Aleluya!) y de despreciar lo que no suene novedoso, aunque sea bueno, aunque sea eficaz (¡aunque sea barato!), sustituyéndolo por lo que está de moda. Porque todos sabemos que no es posible desarrollar la creatividad en un clima de silencio y atención, que no es posible la creatividad si el profesor no saluda a sus alumnos de forma personal e individualizada y los abraza con amor vocacional y paternalismo sincero, y mucho menos pueden existir deberes creativos. Porque, señoras y señores, para enseñar bien, hay que ser moderno.
miércoles, 14 de noviembre de 2018
Conferencia en Madrid: "Elogio de la enseñanza"
La semana que viene, en el IES Isabel la Católica de Madrid, Calle de Alfonso XII, 3-5, impartiré la conferencia "Elogio de la enseñanza".
Si alguien está interesado en asistir, la entrada es libre, pero debe enviarse confirmación a la dirección que aparece en la imagen, dado que el aforo es limitado.
miércoles, 24 de octubre de 2018
Nuevo libro
Ya puedo anunciar que en 2019 se publicará mi tercer libro, tras "Contra la nueva educación" y "La sociedad gaseosa". Muy probablemente, será el último que escriba sobre la cuestión educativa.
Pronto daré más detalles.
martes, 16 de octubre de 2018
En El Mundo, "el dilema de las expulsiones"
Aquí dejo un reportaje reciente publicado en El Mundo, con un titular que no comparto y una viñeta desafortunadísima. Puede leerse en este enlace.
lunes, 1 de octubre de 2018
"Si es un cero, es un cero". En ABC.
Carlota Fominaya me pidió hace unos días una breve reflexión sobre "el cero", que fue publicada en la edición digital.
Aquí, el enlace.
lunes, 24 de septiembre de 2018
En La Ventana, con Elvira Lindo y Carles Francino
Fue un gran placer charlar el pasado jueves con Elvira Lindo y Carles Francino en La Ventana de la SER. Dejo aquí al enlace a la conversación, por si interesa.
viernes, 14 de septiembre de 2018
En El País
El País recogía hace unos días mi opinión sobre los denominados "métodos alternativos de enseñanza".
Aquí dejo en enlace al reportaje.
martes, 7 de agosto de 2018
Elogio de la lentitud. En Radio Clásica
Ha estado este blog últimamente medio en barbecho. El final de curso, la escritura de un nuevo ensayo que todavía no sé si me decidiré a publicar y, claro, las vacaciones de verano en las que uno, aunque no desconecta del todo, sí necesita algo de reposo.
A pesar de que, con tanto calor, no tenía previsto hablar de educación a nivel "público", tenía pendiente la invitación de Marta Vela para acudir a su magnífico programa en Radio Clásica: "Música con estilo", un auténtico oasis entre tanta burricie mediática. Hablaríamos, me explicó Marta cuando me propuso acompañarla, de educación, pero sobre todo de música. Me pidió una selección musical y un hilo conductor y, aunque la selección me costó más, el leit motiv lo tuve claro enseguida: Elogio de la lentitud. Lo escogí pensando en la necesidad, vital y profesional de poner un poco de pausa, debido al ritmo tan frenético que llevamos y que nos impide, muchas veces, disfrutar en profundidad de las cosas valiosas. Y así surgió una agradable charla sobre la sociedad actual, la enseñanza y las músicas que requieren un esfuerzo y luego se disfruten doblemente.
Dejo el Podcast aquí para quien tenga interés en escucharlo.
martes, 29 de mayo de 2018
domingo, 27 de mayo de 2018
Crónica catalana
Santuario de La Gleva
Con Marta Zaragoza, directora de la escuela.
Con Pep Olmo, presidente de la Asociación de Padres.
Asistentes a la conferencia en el Ateneo.
Cenando en Can Dorca
Vic
Exterior de la Catedral de Vic
Frescos de Sert
Virgen del Pilar
Templo romano en Vic
Plaza del mercado
Al fondo, la iglesia de Sant Martí
Fachada de la Iglesia de Sant Martí
Mi visita a L’Escola Mare de Déu de la
Gleva, en Les Masies de Voltregà de Barcelona, ha sido una experiencia
estupenda. Me he sentido muy bien acogido y muy bien tratado y me he
encontrado con personas tan amables y divertidas como comprometidas con la
educación desde la sensatez y el rigor. Vi a Mohamed, un chico senegalés con
enormes dificultades, recitar poesía con soltura y emoción, a Eloy y a otra alumna, no
recuerdo ahora su nombre, pero lo hizo también de maravilla, regalarnos una actuación
con violonchelo y trompeta, y a muchos otros alumnos en plena clase,
manteniendo una disciplina sosegada pero eficaz, y evitando “moderneces"
sin sentido.
La L’Escola Mare de Déu de la Gleva es
concertada, religiosa sin dogmatismo, y con un ideario claro y firmes
convicciones que ya querría yo para todos los colegios e institutos públicos. Pude comer en el propio centro con colegas entusiastas y charlar
sobre nuestro oficio, además de ver la habitación de Jacinto Verdager en
el Santuario que se encuentra nada más salir de la escuela, en el que estuvo recluido tras su enfrentamiento con el marqués de Comillas y las
autoridades eclesiásticas, y donde se dedicó durante dos años a
escribir.
Antes de la conferencia en L'Ateneu de
Sant Hipòlit de Voltregà, y justo después de una entrevista en el Canal 9 de
televisión, pude pasear por Vic y ver el templo romano, la plaza del
mercado, donde tomamos una cerveza fresca, pues el calor apretaba, y la
Catedral, con los impresionantes frescos de Sert, y escuchar las
explicaciones de un guía turístico muy amable e ilustrado sobre la historia que
encierran los frescos, cuya tercera versión es la que se expone, en un tono
inevitablemente influido por la Guerra Civil. Todo ello, gracias a la amabilidad
de Pep Olmo, presidente de la Asociación de Padres y de Marta Zaragoza,
directora de la escuela, y a las gestiones de Josep María Sucarrats, filólogo y
profesor en la escuela. En la Catedral encontré también una Virgen del Pilar.
Parece que quien la inauguró era oriundo de Tamarite de Litera, en Huesca, y la
llevó allí.
Después de la conferencia, a la que asistió mi buen
amigo Francesc, fuimos a cenar a Can Dorca, también en Sant Hipòlit de
Voltregà. Comida casera y rica y una buena conversación me dejaron un gusto
inmejorable.
Al día siguiente, antes de tomar el tren de regreso, me encontré al
salir a la calle, ya en Sant Celoni, con la iglesia de Sant Martí, y no pude
dejar de acercarme a contemplar su curiosísima fachada barroca.
martes, 22 de mayo de 2018
"Zangolotinismo y posmodernidad pedagógica". Vídeo de la conferencia
En relación con el VIII Congreso Mentes Brillantes, dejo varios enlaces. En primer lugar, una galería fotográfica (aquí). En segundo, un vídeo (mi intervención, a partir del minuto 2:30) de la Fundación ONCE:
Por último,el vídeo de mi conferencia Zangolotinismo y posmodernidad pedagógica.
Por último,el vídeo de mi conferencia Zangolotinismo y posmodernidad pedagógica.
lunes, 21 de mayo de 2018
Conferencia en Cataluña
Este viernes 25 de mayo, aprovechando que es festivo en la localidad en la que trabajo, estaré en L´Éscola Mare de Déu de la Gleva, que se encuentra situada en Les Masies de Voltregà, a un minuto de Sant Hipòlit de Voltregà, y a cinco minutos de Vic y de Manlleu. Daré una conferencia para docentes y familias, titulada "¿Qué educación queremos?", en el Ateneu de Sant Hipòlit de Voltregà.
Espero poder saludar a algunos amigos catalanes y pasar un buen día.
Espero poder saludar a algunos amigos catalanes y pasar un buen día.
miércoles, 2 de mayo de 2018
Entrevista en Fin de Semana COPE
El domingo por la mañana tuve una agradable conversación con Isabel Lobo, en el programa Fin de Semana COPE.
Aquí dejo el enlace a la grabación.
domingo, 29 de abril de 2018
Crónica de una grata experiencia
La experiencia en el Congreso Mentes Brillantes (madre mía con el nombrecito) ha sido grata. El estrés inicial, cuando supe que los escasos veintiún minutos de que disponía para mi ponencia quedaba en quince, duró apenas unos minutos. Una vez solventadas algunas cuestiones logísticas, puedo decir que disfruté de mi exposición. En la imagen anterior, una de las referencias clave de la misma: la obra, premonitoria, de Aldous Huxley, "Un mundo feliz". En las siguientes, otros referentes imprescindibles (el Maestro Yoda y "El Nota"), así como una imagen de la obra de Woody Allen "El escorpión de Jade" y el método para aprender a interpretar a Bach en seis semanas de James Rhodes, y otra del escenario, antes del comienzo del Congreso.
A continuación, instantánea de la revisión del guión en el tren; el último repaso y la furgoneta que me trasladó hasta el Teatro Price.
Entre el público se encontraba mi admirado Gerardo Arriaga, excelente musicólogo y guitarrista, con quien pude tomar una caña después de mi intervención. Antes, estuve firmando ejemplares de Contra la nueva educación y La sociedad gaseosa, y tuve ocasión de charlar con algunas personas, todas ellas muy amables, la mayoría coincidentes con mis puntos de vista; los menos, cordialmente discrepantes.
No pude escuchar apenas a Luri (por los mencionados asuntos de logística), ni a Escohotado, que expuso por la tarde, pero sí a José Miguel Cuevas, psicólogo especializado en sectas y pseudociencia. Y buen tipo. Su charla fue de lo más interesante.
La tarde anterior tuve la ocasión de tomar unas cervezas (unas cuantas, para ser sincero) y hablar sobre lo divino y lo humano (o lo innovador y lo tradicional) con mi colega (ya amigo) Jaime, quien me recomendó un libro que intentaré comprar cuanto antes y que tiene una pinta fantástica.
Volviendo al día, tras la ponencia vino lo más "duro": un agradable paseo hasta El anciano rey de los vinos, frente a La Almudena, y una cena con buenos amigos. Me pilló cansado, pero siempre es un placer departir con José Manuel Lacasa, Mariano Del Mazo, Pablo López, Carlos Ruiz y Ricardo Moreno Castillo. Y vino a saludarnos, a los postres, Belén Bueno, siempre tan simpática. Comprobarán, por cierto, que el camarero que sacó la foto era todo un innovador.
martes, 24 de abril de 2018
A Madrid
Mañana a mediodía, después de las clases, viajaré a Madrid para participar, al día siguiente, en el Congreso "Mentes Brillantes". Mi ponencia se titula "Zangolotinismo y posmodernidad pedagógica". Aprovecharé para ver a buenos amigos y, seguro, para disfrutar de una buena conversación.
martes, 10 de abril de 2018
Entrevista en la contra de El Mundo
Ayer se publicó la entrevista que me hizo Ana del Barrio en el Café Comercial de Madrid, para la contraportada de El Mundo. Puede leerse aquí.
viernes, 6 de abril de 2018
«Mi profe es viral»
El periódico Escuela publica un reportaje sobre profesores y redes sociales que incluye mi postura sobre algunas cuestiones. Transcribo el reportaje a continuación.
«Mi
profe es viral»
Ni
en vacaciones descansan los profesores activos en redes sociales, que acaparan
cada vez más atención.
En
los últimos tiempos no es extraño que el pistoletazo de salida de las
vacaciones escolares coincida con un tuit o un post de un profesor o profesora
que se convierte en viral. Ya allá por 2015, el maestro italiano Cesare Cata
saltaba al estrellato de las redes sociales por sus heterodoxos deberes para las
vacaciones de verano. En España, 2018, el profesor y coordinador TIC en el
colegio San Fernando (Maristas) de Sevilla Ramón Rodríguez Galán
(@Profe_RamonRG) ha emulado a Cata, en su caso, con Las otras notas de Elena,
en que una alumna saca todos sobresalientes en los apartados Es una niña feliz,
Es generosa y buena compañera, Disfruta en su clase, Es respetuosa, Ríe en
clase todos los días o Su profe la quiere mucho. Para el profesor, que lleva ya
más de 4.300 retuits y de 12.000 me gusta, las otras notas, «sin duda son las
importantes». Ramón Rodríguez Galán, que ha tenido que atender a varios medios
estas vacaciones, no ha sido el único que no ha desconectado, como muestra el
éxito que los días pasados han cosechado hashtags como #soymaestro, #LibrosDocentes
(reformulando títulos de libros con escenas de la vida docente), #telecolegio
(lo mismo, con programas de televisión) o #stopLomce. También hilos como el de
la Señorita Rotesmeyer (@larotesmeyer), reflejando lo que implica el día a día
como maestra, lograba una gran repercusión. ¿Qué influye en la creciente
visibilización virtual de los docentes? ¿Es algo natural? ¿Se puede
caracterizar de fenómeno? ¿Qué implicaciones puede tener?
El
momento
Uno de los afectados, Ramón Rodríguez Galán,
considera que el hecho de que cada vez más docentes usen redes sociales,
compartan sus ideas y aprendan unos de otros «es un claro síntoma de la
vocación tan pasional que los docentes de este país muestran cada día en su
profesión». El profesor lo ve como un movimiento «palpable desde hace mucho
tiempo» que puede contribuir, a su juicio, «a devolver la figura del maestro al
lugar que se merece», gracias a «docentes que demuestran con hechos y proyectos
educativos apasionantes que un cambio en la educación actual es posible, y que
ya se está haciendo en realidad, que hay muchos docentes que ya apuestan por
ofrecer a sus alumnos la educación más personalizada y significativa posible».
Las redes serían, en este sentido, un instrumento para demostrar «que el cambio
educativo no solo es necesario, sino que funciona». En esta misma línea, el
novelista, dramaturgo y profesor en excedencia Nando López (@Nando_J), valora
lo que las redes conllevan de visibilización de la realidad de las aulas: «Creo
que hay que visibilizar tanto la parte complicada como la parte positiva, que
es muy importante contar lo que se está haciendo, lo que se está viviendo en
ellas y transmitir un mensaje que no caiga en el derrotismo, sino en todo lo
contrario. Ahora mismo hay un momento de gran implicación por parte de
familias, docentes y alumnado, y, sin embargo, la visión que se transmite en
los medios muchas veces es muy negativa, por lo que estos mensajes ayudan a
contrarrestarla, a romper mitos sobre educación». En su caso, bajo el hashtag
#nandotour suele relatar sus encuentros por colegios e institutos de toda
España: «Lo hago para que se vea el interés de los adolescentes pero también
todas las actividades de fomento de la lectura que ponen en marcha muchísimos
docentes». Si el profesor de la Universitat Jaume I de Castelló Jordi Adell ve
como «un fenómeno normal» este movimiento docente en las redes, pues cada vez
son más los docentes activos en ellas, «y con actitudes tan variadas como el
propio colectivo: de discursos autocomplacientes o victimistas a actitudes más
críticas, comprometidas y proactivas», López también lo considera «un signo de
los tiempos», pero subraya cómo muchas de las aplicaciones de estas juegan a
favor de los docentes, que no solo pueden compartir lo que hacen, sus experiencias,
materiales, iniciativas e ideas, también pueden valerse de ellas para enseñar
lo que no se ve: «Hay que hablar más de educación, y hablar más de educación en
las redes sociales me parece muy positivo».
Para
el profesor de Lengua y director del IES Bovalar de Castelló Toni Solano
(@tonisolano), estar en las redes es «en cierta manera, un modo de reclamar un
espacio propio». En esta línea, apunta un cambio en esa presencia digital:
«Desde hace años estamos en las redes, en lo que fue la blogosfera educativa,
pero ahora aprecio una mayor implicación ideológica y social, por un lado,
mientras que por otro, pero a la vez, se banaliza el mensaje por su carácter
efímero o por el anonimato de los usuarios».
Lo
viral
A
Nando López, autor, entre otros, de La edad de la ira (Espasa) le parece
fenomenal que los mensajes de los docentes se conviertan en virales «siempre
que sean experiencias que visibilicen la realidad de las aulas». Más precavido
se muestra Alberto Royo (@profesoratticus), músico, profesor de instituto y
autor, entre otros, de La sociedad gaseosa (Plataforma Actual): «El hecho de
que algo se haga viral no le concede más valor. Hay, en realidad, auténticas
estupideces que se hacen virales y ocultan planteamientos interesantes. Así que
lo sensato es ser cautos y no dar por hecho que una idea muy difundida es una
idea inteligente. Curiosamente, de todo lo que podemos leer en las redes
sociales sobre este oficio, lo que más impacto tiene y más alborozo ocasiona
suele provenir de personas ajenas a la profesión, lo que produce un cierto
efecto Matrix que hace que mucha gente piense que la realidad educativa es como
parece ser y no como es. En este sentido, sí puede ser útil que profesores que
lo son de verdad e imparten clase todos los días ofrezcan una visión fiel a la
verdad, alejada de la poseducación. Cuando yo hago un comentario en las redes
sociales sobre mi experiencia en el aula, trato de no mentir nunca y de contar
las cosas como son». No considera, en ningún caso, que a golpe de tuits los
profesores vayan a recuperar el prestigio perdido: «Al profesor se le prestigia
recuperando el respeto intelectual hacia la figura del maestro y no
pretendiendo convertirlo en un simple amenizador, reconociendo socialmente (en
la realidad, no en la virtualidad) nuestra labor, dejando de considerar experto
a quien no lo es, recurriendo sin complejos a palabras como disciplina o
esfuerzo (que no solo no están reñidas con el afecto o la implicación del
profesor sino que son muestra de que nos preocupamos por nuestros alumnos), no
promocionando pseudociencia ni pseudopedagogía, olvidando teorías cursis,
fraudulentas o infantiloides y entendiendo que la emoción se encuentra en el
propio conocimiento y no fuera, y que es esta emoción la que nos permite
apreciar la belleza de las cosas, que es el conocimiento el que nos hace más
libres, el que nos posibilitará disfrutar más de la vida y nos ayudará a
entendernos mejor a nosotros mismos y a los demás», reflexiona el profesor, que
llama a «no frivolizar con un asunto tan serio como es la enseñanza dentro de
la tendencia actual, reforzada por intereses económicos, que tiende a dar por
bueno todo lo nuevo, a confundir innovación con extravagancia y a pensar que se
puede desarrollar el pensamiento crítico, la creatividad o las habilidades
sociales con pocos conocimientos». «Tampoco interesa, seamos claros, que la
figura del profesor sea respetada. ¿Qué harían todos los que se están
aprovechando de la situación, que no son pocos?», añade, para concluir «En
educación no hace falta ser espectacular sino eficaz. La educación no necesita
ser mediática sino provechosa. Incluso diría que falta ética y sobra estética»,
También para Toni Solano, el hecho de que cada vez más mensajes de docentes se
viralicen es «una buena noticia que hay que tomar con precaución»: «Tener
visibilidad como colectivo siempre es interesante, porque contribuye a abrir a
la sociedad lo que ocurre en las aulas, pero no hay que confundir lo que se
dice en las redes con lo que pasa en el aula, ya que vivimos unos tiempos en
los que nos cuesta entender la diferencia entre la parodia, la crítica, el
humor y la realidad». Cita, como muestra, los ataques que han recibido cuentas
paródicas relacionadas con la educación, «curiosamente por parte de profes»:
«Me preocupa que nos convirtamos en una sociedad de lo políticamente correcto,
más interesada en desterrar el uso de palabras o etiquetas que en modificar las
actitudes que permiten que existan esas etiquetas. Ante ciertos chistes,
probablemente de mal gusto, he visto insultos y muestras de indignación por
parte de profes que luego exhiben sin pudor aulas poco inclusivas o que
abiertamente rechazan a determinadas minorías. Es la otra cara de las redes».
El
anonimato
Si
los encuestados muestran sin problemas su verdadera identidad en redes
sociales, no siempre es así. Otros docentes prefieren recurrir al anonimato.
«Hay quien tiene miedo de dar la cara tal y como están las cosas», reconoce
Solano. «Yo, personalmente, me quedo con aquellos docentes que, como el profe
Ramón, lo cuentan sin anonimato. El anonimato en las redes, honestamente, a mí
es algo que no me inspira mucha confianza y yo, personalmente, solo me tomo en
consideración aquellos mensajes que van firmados, que tienen un rostro, un
nombre, porque creo que eso es ejemplarizante y realmente útil y válido. La
anonimia me genera más recelos en mi caso», plantea López.
Contra
la soledad
En
ocasiones, los docentes recurren a las redes incluso como terapia. «Se está
generando una especie de claustro virtual que yo creo que hace que muchos
profesores se sientan menos solos. Yo llevo tres años en excedencia, pero
cuando estaba dando clase muchas veces me sentía muy arropado por ese claustro
no físico con el tenía muchas cosas en común», reconoce López.
Elemento
de conexión
¿Puede
llegar a más esta comunión? ¿Pueden las redes contribuir a forjar un movimiento
docente a imagen del feminista, revitalizado en los últimos tiempos? «No creo
que veamos decenas de miles de docentes en las calles. Es un colectivo tan
variado ideológicamente como cualquier gran grupo social. En todo caso, me
encantaría ver a decenas de miles de docentes manifestándose en las calles
contra la Lomce y los brutales recortes del gobierno del PP y recordándole a la
sociedad en su conjunto que la escuela pública es la única garantía de una
educación democrática y justa y que la concertada no solo no ha sufrido
recortes, sino que es una anomalía en la Unión Europea», anhela Adell, para
quien los docentes no han perdido prestigio social sino que han sido «objeto de
ataques políticos interesados». Para Solano, en esta coyuntura, las redes
pueden ejercer como altavoz: «Hemos sido un colectivo maltratado por los
diferentes gobiernos nacionales y autonómicos. La mala fama del docente ha sido
una estrategia planeada para silenciarnos y para cuestionar nuestra
profesionalidad. Los gestores del sistema educativo saben muy bien que desde
las aulas se puede cambiar el mundo y tienen miedo de que algún día la
ciudadanía no sea tan manipulable. Estar en las redes permite a los docentes
tener la voz que la Administración les ha negado, algo más que evidente cuando
no se ha contado con ellos para los posibles pactos educativos». ¿Será una
reivindicación exclusivamente virtual? «Si no hay gestos de conciliación por
parte del Gobierno, por ejemplo, paralizando la Lomce, supongo que volverán las
movilizaciones, ya que son normas que no han tenido la aprobación mayoritaria
de los que han de llevarlas a cabo», vaticina Solano. «Ojalá veamos un
movimiento de profesores. Ya hubo un movimiento de docentes muy importante, la
marea verde, que por desgracia se diluyó aunque muchos la recordamos, muchos
tenemos todavía nuestras camisetas verdes, incluso a veces las usamos… Sí,
ojalá volvamos a despertar y, por cierto, creo que el movimiento del
profesorado tiene mucho que ver con ese movimiento de mujeres. Hay que hablar
de las profesoras, de la importancia de la mujer en la educación, hay una
mayoría enorme y es algo que no valoramos lo suficiente. Hablamos siempre del
colectivo de una manera muy neutra, cuando hay que hablar de todas esas
profesoras que nos han marcado, nos han enseñado y nos han ayudado en momentos
muy complicados. Ojalá estos movimientos sociales nos ayuden a despertar
también, pero no solo a los profesores, creo que el movimiento educativo tiene
que ser triple: Profesores, alumnos y familias. Si la revolución educativa no
nace de la unión de los tres segmentos que conforman la comunidad está abocada
al fracaso. Solo podemos hacerlo bien si estamos juntos».
martes, 3 de abril de 2018
"Lengua y educación"
Miguel Ángel del Corral, profesor, experto en Lingüística y colaborador habitual de la revista Las nueves musas, hace referencia a algunas de mis reflexiones educativas. Se trata de un extenso artículo titulado "Lengua y educación" en el que se hace eco de unas palabras mías, procedentes de una entrevista para La Razón.
Puede leerse aquí.
miércoles, 14 de marzo de 2018
Referencia en el dossier "Nuevas Pedagogías" de la revista "El escéptico"
La
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico ha publicado en su
último número un dossier sobre nuevas pedagogías. En el texto titulado
"Repensar la educación ¿ciencia o técnica?", de Andrés Carmona Campo,
se hace referencia a mi primer ensayo, Contra la nueva educación (no así
al segundo, que quizás habría servido para aclarar algunos aspectos). Aunque el
autor reconoce estar "simplificando mucho" mi postura, lo cierto es que
no me reconozco como "tradicional", "pesimista" o (mucho
menos) "conservador" (habla también de "prudencia", que ya
me gusta más). Sí entiendo sus reservas ante una mala interpretación de lo que
sostengo. Pero yo diría que esto no invalida mis planteamientos. En cualquier
caso, para quien tenga interés en leer el artículo, puede descargarse aquí.
miércoles, 7 de marzo de 2018
A vueltas con el pacto educativo
En el número 759 (septiembre-octubre de 2016) de la revista de
opinión y cultura El
ciervo, se publicó un texto mío titulado En contra de un pacto
educativo. En defensa del conocimiento. Puesto que ayer era noticia que el
PSOE ha roto las negociaciones, lo transcribo a continuación, por si fuera de
interés. Decía así:
Ya sé yo que titular de esta manera un
artículo no es la mejor estrategia para quedar bien. Pero a estas alturas uno
ya tiene más que decidido decir lo que piensa (aunque piense bien lo que dice),
antes que lo que pueda procurarle
aplausos o alabanzas.
Me ocurre de un tiempo a esta parte
que cada vez que leo una nueva propuesta pedagógica, una nueva receta milagrosa
para salvar lo que queda de nuestro sistema público de enseñanza (desgraciada
circunstancia que hay quien aprovecha para reclamar sin ninguna compasión la
aplicación de la eutanasia), no soy capaz de encontrar siquiera un atisbo de
sensatez. Al contrario, me planteo dos posibilidades: o bien el autor de la
penúltima innovación es un extraterrestre, o bien lo soy yo (y no tengo todavía
una conclusión en firme al respecto). Por eso cuando se habla de la necesidad
de un pacto me pongo nervioso. No es que no quiera que los partidos políticos
se pongan de acuerdo, no. Lo que me preocupa es que no haya un solo partido,
viejo o nuevo, que apueste sin ambigüedades por el valor más sólido que tenemos:
el conocimiento. Es cierto que muchos hablan de valores, pero se refieren a los
suyos, dependiendo de la ideología o la moda. Valores religiosos, valores new-age,
valores neocapitalistas, valores progre-tontainas, valores ecologistas, valores
veganos, valores creativos, valores empático-emocionales...
Todos, por distintas vías, han terminado por despojar a nuestra enseñanza
pública de su principal aspiración, la más noble y las más necesaria:
proporcionar a nuestros alumnos los conocimientos que la mayoría de ellos no
podrán adquirir fuera para garantizar que todos tengan las mismas oportunidades
de ascenso social, sin otro condicionante que su propio empeño. No es momento
de recordar lo que el PSOE ha hecho con la educación en este país, ni tampoco lo
que el PP ha perpetrado (tan reprobable como lo que ha podido y no ha querido
hacer). Si los socialistas confundieron igualdad de oportunidades con igualdad
de resultados, los populares han confundido éxito escolar y éxito estadístico,
entre otros muchos errores (y algunos han sido, como en el tenis, errores “no
forzados”). Del igualitarismo minimalista hemos pasado a la enseñanza de la
Señorita Pepis. Mientras, los partidos más jóvenes abogan (unos) por vincular
economía y educación e imponer el inglés como lengua vehicular, y (otros) por
la inteligencia emocional y la supresión por ley de los deberes -no es broma-.
Hubo una vez un partido que tuvo la osadía de elaborar un programa educativo digno.
Este programa duró poco y el partido pronto incorporó los mismos tics y dogmas
pedagocráticos de los demás.
Después de estas consideraciones,
¿sería bueno un pacto educativo? Lo dudo. Pactar algo entre partidos que no se
atreven a situar el conocimiento en lugar preeminente a la hora de concretar la
finalidad de la escuela no deja de ser un ejercicio de futilidad y además, seamos
serios, ya existe un acuerdo (tácito) para dejar hecha unos zorros nuestra querida
(por algunos, al menos) enseñanza pública. Por eso pido a los partidos
políticos que no pacten (o que no hagan oficial ese pacto silencioso) sin antes
haber resuelto las incógnitas esenciales: ¿Qué queremos del sistema educativo?
¿A qué modelo de ciudadano aspiramos? ¿Importa saber? Pregúntennos a nosotros. Confíen
en los docentes y menos en esos a los que ustedes denominan “expertos” pero no
lo son (los speakers, coaches, consultores, emprendedores sociales y pedañoños de turno). Recurran a la evidencia
de quien ha podido contrastar en el aula lo que ha imaginado fuera de ella.
Tengan certezas, porque siguen siendo indispensables. Entiendan que apostar por
el conocimiento no implica dejar de lado los valores ni conlleva despreciar las
emociones. Por dos razones: primera, porque no se puede enseñar sin emoción; y,
segunda, porque el conocimiento es en sí mismo enriquecedor y apasionante.
¿Importa el conocimiento? ¿Pensamos que una persona con cultura y formación
estará en mejores condiciones que un ignorante para desarrollar el espíritu
crítico, ser creativa, tener habilidades sociales...? Si es así, enseñemos
historia, literatura, música... y defendamos aquellos valores que los adultos
consideramos estimables como el esfuerzo, el gusto por el trabajo bien hecho,
el afán de superación… y reivindiquemos los hábitos indispensables para todo
aprendizaje. No pretendamos enseñarles creatividad; enseñémosles a ser
creativos a través de nuestra materia. No queramos fomentar en ellos el
espíritu crítico sin conocimientos porque es absurdo. No intentemos innovar sin
conocer a fondo aquello sobre la que queremos innovar porque innovación sin
conocimiento no es innovación sino excentricidad. No impartamos asignaturas de
educación emocional; la alta cultura ya favorece las habilidades sociales y la
empatía. Seamos precisos con el lenguaje (“el andamiaje del pensamiento”, como lo llamaba Lázaro
Carreter) y evitemos decir que aprender es divertido porque no siempre lo es.
Aprender es, desde luego,
estimulante, pero requiere un sacrificio, a veces no resulta placentero y sus
frutos no suelen recogerse de inmediato. Encuentro primordial esta puntualización porque en este error de
concepto se encuentra el origen de muchos de los problemas que tenemos en la
enseñanza. Don Miguel de Unamuno lo explicó en su momento con innegable lucidez
cuando afirmó que el alumno que quiere aprender jugando acaba jugando a
aprender y el maestro que le enseña jugando termina jugando a enseñar. A nuestros alumnos (a nuestros hijos) debemos inculcarles
que aprender es un reto, pero también tenemos la obligación moral de no
engañarles y hacerles ver que no hay aprendizaje sin esfuerzo. El desafío es hermoso
porque, aunque no todos tenemos la misma capacidad intelectual, a nadie niega
la naturaleza la capacidad de perseverar para tratar de alcanzar sus metas. Es
verdad que el menos dotado (como el más pobre) siempre necesitará poner más de
su parte, pero esto es tan injusto como inevitable.
Confiemos pues en el conocimiento,
en que este nos hace más libres, más sociables, menos manipulables. Y no lo
devaluemos. Aceptemos que no es gratis, que no puede serlo, que hay que pagar
un precio: el de la voluntad y el interés por acceder a él.
Alberto Royo
es Licenciado en Historia y Ciencias de la Música, Titulado Superior en
Guitarra Clásica, Profesor de Secundaria y autor de “Contra la nueva educación.
Por una enseñanza basada en el conocimiento” (Plataforma Editorial. 2016).
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