lunes, 9 de junio de 2014

Anecdotario pedabóbico-sindical (II). Todos a la calle.



Intersindical. Asistentes: todos las organizaciones sindicales con representación. Tema: el Gobierno de la Comunidad ha decidido aumentar las horas lectivas para ahorrarse profesores y tener un poco más ocupado al ocioso docente y suprimir los departamentos didácticos uni y bipersonales con la finalidad de atender una demanda "histórica" de los directores de instituto (el aumento del complemento por cargo directivo). La propuesta de nuestra Asociación de convocar una huelga indefinida ante semejante atropello, antes de la aplicación de estas medidas, no prospera; es más, prácticamente ni se valora (otro día hablaré de ese histórico y quijotesco bofetón que nos pegamos, honroso pese a todo por su noble propósito). Se convocan varias huelgitas por parte de diferentes sindicatos cuando  el Boletín Oficial ya había confirmado el abuso publicando la cuestión (sobre cómo se gestionó la decisión trataremos en otro capítulo). De las huelgitas surgen caceroladas varias y manifestaciones a tutiplén, con camisetas y batukadas, claro está, cuyo objetivo termina ahí: en el propio hecho de darle a la cacerola y salir a la calle a protestar. Y aquí viene el chascarrillo, doble, uno previo y otro posterior a las primeras movilizaciones. El previo (dicho por el delegado de un sindicato "empresarial" de tres letras inclinado a las mariscadas): “tenemos que llenar de contenido las movilizaciones” (yo pensaba que para movilizarse debía haber un motivo, no que se tenga que buscar primero); el posterior: a la pregunta de quien relata estos acontecimientos, dirigida a otro delegado de una organización-promotora inmobiliaria con cuatro letras repetidas por parejas,  acerca del supuesto éxito de unas movilizaciones que no cambiaron en nada las decisiones de la Administración al haberse ratificado estas antes de las convocatorias sindicales, dijo el susodicho : “¿Cómo? Un éxito no, un exitazo. ¿No viste la cantidad de gente que sacamos a la calle”?
 
Queda claro, pues, que para "los sindicatos" no se trata de conseguir nada o de evitar algo (en este caso, más horas lectivas y eliminación de jefaturas de departamento) sino, sencillamente, de meter ruido y hacer propaganda. No me extraña que triunfe la cacerolada como estrategia sindical porque ruido, lo que se dice ruido, mete.

2 comentarios:

  1. Tú lo has dicho, amigo: de ahí el éxito que están alcanzando las batucadas. La lucha sindical de los sindicatos mayoritarios está quedando reducida a recursos jurídicos que acaban en la papelera y coloridas verbenas a las que se puede ir con los niños, mejor dicho, se debe, porque se lo pasan ahí como nadie. ¿Mejoras para la profesión?: mírese hacia los últimos cinco o seis lustros, en particular, en lo referido a los profesores de secundaria.

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  2. Por no hablar de lo hortera que es la batucada. Anda que no podían haber pensado en otra manera de hacer festiva la protesta...

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