lunes, 15 de abril de 2013

Con el carrito del helao. Las dietas de Caja Navarra (V). Insidias.



Ya han declarado por el turbio asunto de las dietas el expresidente Sanz y el actual alcalde de Pamplona Enrique Maya. Lo que hemos conocido en relación con las dos comparecencias despeja cualquier duda que pudiera existir sobre la honorabilidad de ambos.

Miguel Sanz, que aseguró estar "encantado” de haber podido “aclarar desde la verdad más absoluta” su “participación y compromiso en Caja Navarra", afirmó, muy ofendido por las sospechas infundadas de la jueza (muy probablemente socialista): “jamás en mi vida me he lucrado de nada, nunca jamás. Y todo mi trabajo ha sido siempre puesto al servicio de Navarra y al servicios de las entidades a las que he representado". Sanz manifestó, visiblemente emocionado, que "no sabía lo que cobraba" en Caja Navarra y que "nunca ha considerado las dietas parte de su sueldo". El expresidente dijo también desconocer por qué se celebraban varias sesiones seguidas, negó que fuera él quien lo decidiera y añadió que tampoco sabía “quién había decidido” que esto fuera así. Al ser preguntado por qué en su caso no se aplicó el artículo de los Estatutos de la Caja que establece que "una sesión es una sesión dure lo que dure", respondió igualmente que no lo sabía.

El alcalde de Pamplona, por su parte, ha afirmado esta mañana que tiene "la conciencia tranquila" y que su actuación ha sido "correcta", tras lo que ha deseado que su comparecencia en el Juzgado "ayude a clarificar este asunto".  Sobreponiéndose a la situación de acoso a la que está siendo sometido, ha proclamado: "Si algo he recibido como educación es que las cosas se hacen con honradez y bien, y yo creo que las he hecho bien".

Después de esto, ¿todavía alguien es capaz de dudar de que estas dos personas han sido víctimas de una trampa con motivaciones políticas? ¿Quién puede recelar de “gente de bien” que dice haber sido educada en la honradez, que afirma desconocer el dinero que estaba cobrando y que ha tenido la integridad y altura moral necesarias para devolver el dinero motu proprio? Basta de infamias. Basta de acosar a personas decentes (y limpias). Basta de sembrar la duda y estigmatizar a ciudadanos que, sea lo que sea que hayan hecho, lo han hecho por nosotros y sin intención de molestar a nadie. ¿Es que estamos perdiendo el norte? ¿Es que no hay límites? Se empieza imputando a una infanta y se termina dudando hasta de quienes democráticamente han sido elegidos para representarnos. España no va bien. 


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