David Rabadá, plaeontólogo y profesor Geología (y amigo) comenta en su blog Contra la nueva eduación. Conociendo a David, daba por hecho que habría sintonía entre lo que digo y lo que piensa, pero no está de más agradecer que haya leído el libro, pese a presuponer (imagino) que no le depararía mucha sorpresa. David destaca el hecho (ciertamente destacable) de que la pedagogía que se considera innovadora repite a menudo ideas pretéritas y denuncia el daño que metodologías supuestamente revolucionarias pueden causar en nuestro sistema educativo, que, por cierto, para muchos experimentos precisamente no está. Y alude a una reflexión que aparece en el libro y cuya mención es, pienso, especialmente pertinente (o quizás especialmente impertinente): la reinvidicación de "la buena didáctica", esa que no está sometida a las ideas vaporosas y extravagantes de los vendedores de felicidad, bondad ilimitada y espontaneidad infinita.
Bien lo define David como "el mundo al revés". Un mundo en el que uno se encuentra de pronto teniendo que argumentar por qué es importante que los alumnos adquieran conocimientos, teniendo que justificar por qué un profesor no puede responsabilizarse de si sus educandos son o no felices más allá de la incuestionable relación personal que se establece entre maestro y discípulo y de lo que un docente puede buenamente hacer al respecto cuando intuye o detecta un problema personal, esforzarse en razonar que no es culpa (ni mérito) de la escuela si un alumno se convierte en una buena o una mala persona...
Aquí, sus comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario